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Este artículo es de hace 6 años

La guerra que Washington alista en Venezuela

El imperialismo yanqui no tiene escrúpulos y no teme el ridículo.
César Lévano

No hace falta ser adivino para prever lo que la Casa Blanca quiere obtener en Caracas: el petróleo y la sumisión de América Latina. Para ello, el imperialismo recurriría a los métodos de la época de la diplomacia del dólar y su dominio en el Caribe, con matanzas y derrocamientos de gobiernos incómodos.

El imperialismo yanqui no tiene escrúpulos y no teme el ridículo. Su “presidente” interino de Venezuela, Juan Guiado, ordenó en estos días a la Fuerza Armada de Venezuela que permita el ingreso de ayuda humanitaria, que tiene un contrabando intervencionista. Al cabo, ni siquiera un cabo del ejército bolivariano obedeció la orden del “mandatario” impuesto.

La Unión Europea, por su parte, ha dado al presidente Maduro un plazo de tres meses para que convoque a elecciones. Yo creía que las elecciones internas de un país las convocaban las autoridades internas de ese país.

Desde que el imperialismo norteamericano exhibió su afán expansionista, delirante, cruel, ha transitado de la Doctrina Monroe (“América para los americanos”, es decir, los gringos) al corolario Roosevelt (Estados Unidos como policía y amo mundial. Ese corolario fue impuesto en el Congreso de los Estados Unidos por Teodoro Roosevelt, quien recomendó a los políticos de su país llegar a América Latina con una zanahoria y un gran garrote).

¿Washington defiende la libertad y la democracia? ¿Quién instaló a lo largo del siglo XX dictaduras monstruosas, como las de los Somoza en Nicaragua, época en la que el embajador yanqui ordenaba matar a Sandino; o la de Fulgencio Batista en Cuba, cuyos agentes castraban a jóvenes rebeldes y les arrancaban los ojos, mientras el embajador gringo aplaudía; o la de Augusto Pinochet en Chile y la de los “gorilas” argentinos en Buenos Aires?

¿Quién fue el soporte del presidente Maximiliano Martínez “el déspota teósofo del Salvador —dijo Gabriel García Márquez al recibir el premio Nobel de Literatura— que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 000 campesinos, campesinos que seguían las ideas del gran líder revolucionario Farabundo Marti”?

Lo cierto es que, más allá de afinidades o divergencias con el régimen de Nicolás Maduro, en Venezuela se juega hoy el destino de Nuestra América.

Los métodos de Washington los conoce el mundo. El historiador Ricardo A. Martínez, en su libro El panamericanismo, editado en 1977 en Buenos Aires, recuerda:

“La diplomacia yanqui fue proclamada “Diplomacia del dólar”. Su principal y amenazante consigna fue “La Bandera sigue al Dólar”. Demagógicamente, se proclama la política del “trato suave” y cínicamente se le agrega la coletilla “pero provisto de un garrote” (Teodoro Roosevelt). Para América Latina, la “Diplomacia del Dólar” necesitaba una consigna básica y la actualización de la Doctrina Monroe”. La consigna fue: “Transformar el Mar Caribe en Lago Yanqui”. Y cuando surge la disputa de límites entre la Guayana Inglesa y Venezuela, los Estados Unidos intervienen en nombre de Monroe y Richard Olney, secretario de Estado del presidente Cleveland hace la siguiente declaración: “DE HECHO, EN EL MOMENTO ACTUAL, LOS ESTADOS UNIDOS GOZAN DE DERECHOS SOBERANOS SOBRE EL CONTINENTE AMERICANO Y SU VOLUNTAD TIENE LA FUERZA DE LEY EN LA MATERIA A QUE LLEVAN SU ACCIÓN”.

En el Perú, hay que redoblar la vigilancia. Somos un país con tradición de servilismo gubernamental, particularmente en la diplomacia. Hay excepciones notables, como la del canciller Raúl Porras. El Grupo de Lima fue creado por un estadounidense que había llegado a ser presidente del Perú: Pedro Pablo Kuczynski. Nos gobierna un hombre que obedece al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, y se distingue como enemigo de los derechos del trabajador. Ahora se afirma contrario a una intervención armada en Venezuela. Quizá sea partidario de la ayuda humanitaria, que incluye armas para la oposición proyanqui.

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Lima, 1926 - Lima, 2019. Fue un intelectual, periodista, escritor, profesor y poeta peruano, destacado por sus ensayos y artículos periodísticos sobre la realidad social y política del Perú. En el 2002, fue condecorado por el gobierno peruano con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos en el Grado de Gran Cruz. En el 2005, fue reconocido por el Tribunal Constitucional por su defensa a los Derechos Humanos. En el 2011, recibió el Premio Anual de Derechos Humanos por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. En el 2018, recibió el Premio Fundación Gustavo Mohme Llona a la Trayectora Periodística. El 9 de septiembre de 2018, fundó el Diario Perfil (hoy EL PERFIL) tras renunciar a otro medio por falta de pagos.