El Congreso está a punto de ahogarse en un mar de mentiras. Ayer, el palacio legislativo vio un montaje teatral, que parecía un acto arrancado a Ubu rey, la pieza tragicómica de Alfred Jarry. Ver a Keiko Fujimori negar, con desparpajo digno de mejor causa, hechos probados, causaba explosión de carcajadas y muecas de indignación. Escenas de la zarzuela que es nuestra política, en la que la señora K puede ser un señor K que niega ser señora, y el señor Alan García niega ser el señor A.G.
Claro que los casos señora K y señor A.G. no aspiran a un premio nacional de teatro. Lo que ambos personajes buscan no es solo calmar sus nervios, al borde de un ataque. Lo que pretenden es impunidad para sus estafas políticas envueltas en robos de millones de dólares sustraídos al fisco, es decir, al pueblo peruano. Esos dos no acaparan el teatro –o más bien del circo–. Ayer mismo hemos visto desfilar ante la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Congreso, el repudiado Fiscal de la Nación Pedro Chávarry y el suspendido juez supremo César Hinostroza. Ambos asombran no por su talento jurídico, sino por su pobreza argumental y su cinismo.
Ayer se vio un adelanto de lo que se sería un gobierno fujimorista. En el Congreso, supuesto bastión de la libertad y del derecho ciudadano, se colocaron mallas de acero para proteger a Keiko Fujimori, y el Fiscal Chávarry.
Marco Arana, congresista de Frente Amplio, expresó así su protesta:
“Gran nerviosismo en Fuerza Popular y lo dejan ver en sus arbitrarias medidas de seguridad en el Congreso. Cuando vino el controvertido Fiscal Chávarry lo hizo con cerco policial para aislarlo de periodistas. Ahora lo hacen cuando viene la señora Keiko, añadiendo mallas metálicas.”
Diversas organizaciones de ciudadanos están organizando una protesta para mañana miércoles contra la corrupción, cuyos personeros políticos son los jefes de los dos partidos más corruptos de la historia nacional: el fujimorismo y el Apra. El blanco de esa protesta es la parte podrida del Poder Judicial. Pero, cuidado que todo se convierte en defensa del enigmático presidente Martín Vizcarra, amigo de las grandes mineras y también de Pedro Pablo Kuczynski (hasta ahora el presidente Vizcarra no ha dado cuenta cabal de su diálogo reciente con PPK). “Confianza en el anteojo, no en el ojo”, recomienda Vallejo.