Mario Ríos, especialista en salud pública de Nuevo Perú, dijo a Perfil que organización política ha elaborado propuestas urgentes para combatir del coronavirus que pasa por aglutinar en un sistema único a todas las unidades de salud y aumentar la ayuda y la inversión para afrontar la crisis.
Sostuvo que la pandemia del COVID-19 ha develado los problemas estructurales de nuestro sistema de salud resultado de un abandono de décadas que ciertamente no se pueden revertir en unos días, así como la pandemia no se puede combatir solo desde el sector salud sino que requiere de un abordaje integral, social, político y económico.
Dijo que, ante la llegada de la pandemia a su etapa de mayor severidad, se debe incrementar de manera importante los recursos públicos destinados a la salud, camino al necesario 6% del PBI como lo recomiendan los organismos internacionales. Hoy apenas se destina el 2.3% del PBI al sector y durante la emergencia apenas se ha incrementado de 0,2%.
Manifestó que su agrupación política plantea además los siguientes puntos:
- Establecer una conducción centralizada y fortalecer la Autoridad de Salud orientando los recursos al bien común, realizando los cambios normativos que dificultan este accionar, generando una unidad de mando. El Ministerio de Salud debe coordinar con los gobiernos regionales para aplicar el artículo 82 de la ley general de salud, que faculta a la Autoridad de Salud para disponer la utilización de todos los recursos médico-asistenciales de los sectores público y privado existentes en la atención a la población afectada.
- Ampliar la disposición y accesibilidad a las pruebas moleculares y serológicas para el diagnóstico oportuno de las personas contagiadas con el virus, el desarrollo de la inteligencia sanitaria y el cerco epidemiológico a los casos.
- Garantizar la disposición de las Unidades de Cuidados Intensivos, ventiladores mecánicos y servicios de hospitalización a nivel nacional a las poblaciones afectadas que requieran de este servicio. Descentralizar los servicios para fortalecer la capacidad de respuesta de las regiones.
- Evitar el daño colateral, elaborando un Plan de continuidad de los servicios de salud para la atención de la demanda de salud que ha sido desplazada por el COVID-19: atención de niños y gestantes, personas con enfermedades crónicas, VIH, TBC, cáncer, pacientes en lista de espera quirúrgica, etc.
- Fortalecer el primer nivel de atención con equipos de salud para las familias de su ámbito, aplicando sistemas de información georreferenciados y telemedicina. Aquí reside la importancia de la descentralización. Deben ser los centros de salud más cercanos a la población los que se encarguen de la detección y seguimiento médico de los casos de COVID-19 y la vigilancia epidemiológica.
- Promover el desarrollo de la industria sanitaria nacional necesaria para la producción de equipos biomédicos, materiales e insumos médicos y de bioseguridad requeridos para combatir el COVID-19.
- Declarar el levantamiento de las patentes de todas las medicinas empleadas para la atención de la emergencia para posibilitar el uso de genéricos.
- Proteger a todos los trabajadores de salud acabando con las condiciones de trabajo precarias, y dotándolos de equipos de protección personal suficientes para evitar que sigan infectándose y muriendo por COVID-19.