"Cangallo era entonces una provincia remota perdida en el mapa hasta que, en el distrito de Chuschi, tal como lo confirmó el investigador Gustavo Gorriti, la madrugada del 17 de mayo de 1980, cinco encapuchados entraron a la Oficina de Registro Electoral, amarraron al registrador, quemaron el libro del registro y las ánforas preparadas para las elecciones generales que se iban a realizar al día siguiente. Desde entonces, todo sería distinto en este país de infortunios."