Hoy, 19 de octubre de 2025, el santoral católico honra la memoria de varios santos, destacando en su celebración a San Pedro de Alcántara y San Pablo de la Cruz, entre otros. Esta conmemoración es una oportunidad para recordar sus vidas y legados, así como la influencia que han tenido dentro de la historia de la Iglesia.
San Pedro de Alcántara, nacido en 1499 en Alcántara, una villa de la actual España, fue un fraile franciscano que se destacó por su vida austera y su dedicación a la reforma de la Orden Franciscana. Proveniente de una familia noble, a los 16 años decidió seguir la vida religiosa al ver a dos franciscanos descalzos. Tras su ordenación como sacerdote en 1524, Pedro comenzó a predicar por la Península Ibérica y se convirtió en un reformador notable de la disciplina y la vida conventual de su orden.
Su cercanía a figuras como Santa Teresa de Jesús fue fundamental en su labor de renovación en la Iglesia. Pedro de Alcántara fue un pilar en la reestructuración del enfoque espiritual de sus hermanos en la fe, promoviendo una vida de penitencia y oración. Su muerte en 1562 en Arenas, en la región de Castilla, fue un momento de gran pesar para sus seguidores, quienes continuaron su legado de vida austera y entrega al servicio de Dios. En 1669, fue canonizado por el Papa Clemente IX y es reconocido como el patrón de los franciscanos reformistas.
Otro santo conmemorativo hoy es San Pablo de la Cruz, cuyo nombre secular era Pablo Francisco Danei, y nació en Ovada, Italia, en 1694. A lo largo de su vida, experimentó un camino de transformación personal que lo llevó a dejar atrás su carrera como comerciante y militar. Al optar por una existencia de austeridad, Pablo se convirtió en un monje ermitaño, dedicándose a la oración y el sacrificio.
Tras ser ordenado sacerdote, San Pablo de la Cruz dedicó su vida a asistir a los pobres y enfermos, además de participar en misiones religiosas. Su legado perdura a través de la fundación de la Congregación de Clérigos Regulares de la Cruz y de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, conocida comúnmente como los Pasionistas. Falleció en 1775, y su canonización ocurrió en 1867. Su vida es un testimonio del compromiso con la pobreza y el sufrimiento ajeno, valores que siguen inspirando a muchos en la actualidad.
- San Joel, un profeta del Antiguo Testamento, conocido por su llamado a la conversión y el arrepentimiento.
- San Frideswida, considerada la fundadora de un monasterio en Oxford, reconocida por su vida de virtud y compromiso religioso.
- San Grato de Oléron, conocido por su labor evangelizadora en la región y su dedicación a los enfermos.
- San Verano de Cavaillon, venerado en Francia, asociado a la fundación de comunidades cristianas en la región.
- San Aquilino de Evreux, famoso por su difícil vida misionera y su martirio.
- Santa Frideswida de Oxford, mencionada como una Santa patrona de los estudiantes y educadores.
¿Qué es el santoral?
El santoral es el conjunto de santos y beatos reconocido por la Iglesia Católica, que se celebran en fechas específicas a lo largo del año. Cada día, el Martirologio Romano asigna nombres y asigna memorias de aquellos que han tenido un impacto significativo en la historia de la fe. Este calendario no solo recuerda a los santos, sino que también promueve la reflexión sobre sus vidas y enseñanzas.
¿Por qué se celebra el día del santo?
La celebración del día de un santo tiene múltiples significados dentro de la tradición católica. Es un momento para conmemorar su vida, recordar su legado y pedir su intercesión. Estas festividades sirven como inspiración para los creyentes, invitándolos a seguir el ejemplo de virtudes que cada santo encarnó, así como a fomentar una mayor relación con Dios a través de la oración y la reflexión.
¿Cómo se convierte alguien en santo?
El proceso de canonización en la Iglesia Católica implica varias etapas, comenzando con una investigación exhaustiva sobre la vida del candidato, donde se evalúan sus virtudes y, en el caso de haberlo, los milagros atribuidos a su intercesión. Después de una serie de fases que incluyen la beatificación, el individuo puede ser declarado santo, lo que reconoce oficialmente su existencia como un modelo de fe y virtud digna de veneración pública entre los creyentes.