Hoy, 22 de septiembre, la Iglesia católica rinde homenaje a San Mauricio en su santoral, recordando su valentía y firmeza en la fe cristiana durante una de las épocas más desafiantes del Imperio Romano.
San Mauricio, conocido también como Mauricio el Tebano, fue un destacado líder de la legión tebana, una unidad de soldados cristianos originarios de Egipto. En el año 287, la legión recibió una orden del emperador Maximiano para combatir a los galos rebeldes que se levantaban contra el dominio romano en la región. Sin embargo, antes de entrar en batalla, Maximiano exigió un sacrificio a los dioses, un acto que Mauricio y varios de sus hombres rechazaron rotundamente, afirmando: "Somos soldados tuyos, pero también siervos de Dios". Este acto de fe les costó la vida, convirtiéndose en mártires y un ejemplo de resistencia por su creencia en Cristo.
La ejecución de San Mauricio y sus compañeros, que incluye a los mártires Exuperio y Cándido, tuvo lugar en Agaunum, en la actual Suiza. Este evento es narrado por San Euquerio de Lyon, quien documenta que los soldados fueron sacrificados en un acto de firmeza religiosa en tiempo del emperador Maximiano. La negativa de la legión a seguir ordenes que contradijeron su fe llevó a su martirio, haciendo de San Mauricio un símbolo de lealtad y sacrificio. En la actualidad, el lugar donde ocurrió este sacrificio alberga la abadía de Saint Maurice en el Valais, que honra su memoria.
Además de ser un mártir, San Mauricio es considerado el patrón de diversos oficios, entre ellos los armeros, sastres y tintoreros, así como de los soldados de infantería. Se le atribuyen además propiedades curativas, siendo invocado para protección contra enfermedades como calambres y la gota, lo que resalta su importancia en la vida diaria de los creyentes.
Otros santos del día
- Santa Emérita de Roma: Apreciada por su dedicación y por los sacrificios que realizó en nombre de su fe.
- Santa Basila de Roma: Conocida por su vida de virtud y su influencia en la comunidad cristiana.
- San Silvano de Levroux: Destacado por su compromiso con la evangelización y la vida monástica.
- San Florencio de Poitiers: Obispo que se distinguió por su labor pastoral y defensa de la fe en un tiempo de herejías.
- San Lautún o Laudo de Coutances: Un obispo cuya vida estuvo marcada por la dedicación al servicio de Dios y la comunidad.
- Santa Salaberga: Venerada por su espiritualidad y obras de caridad.
- San Emeramo de Ratisbona: Un mártir cuya vida refleja la fortaleza en la fe ante la adversidad.
- Beato Otón de Freising de Baviera: Conocido por su contribución a la vida religiosa en su región.
- San Ignacio de Santhiá (Lorenzo Mauricio) Belvisotti: Aclamado por su dedicación y ejemplar vida cristiana.
- Beato José Marchandon: Recordado por sus esfuerzos en la evangelización.
- Santos Pablo Chong Ha-sang y Agustín Yu Chin-gil: Mártires que defendieron su fe en medio de persecuciones.
- Beato Carlos Navarro: Conocido por su vida de fervor y servicio a la comunidad.
- Beato Germán Gozalvo Andreu: Fuertemente comprometido con su misión evangelizadora.
- Beatos Vicente Pelufo Corts y Josefa Moscardó Montalvá: Reconocidos por su entrega al servicio del prójimo.
- Beato Vicente Sicluna Hernández: Mártir conocido por su testimonio de fe.
- Beata María de la Purificación Vidal Pastor: Admirada por su dedicación a la vida religiosa y a la educación de los demás.
¿Qué es el santoral?
El santoral católico es el conjunto de fechas en las que se recuerda a los santos y beatos reconocidos por la Iglesia. Este compendio se basa en el Martirologio Romano, que organiza y distribuye a unos 7.000 santos y beatos a lo largo del calendario. Cada fecha del año está destinada a la veneración de diversas figuras que han dejado una huella en la historia de la fe cristiana.
¿Por qué se celebra el día del santo?
La celebración de un santo en un día específico permite a los fieles recordar y honrar su vida y sus enseñanzas. Cada santo tiene una historia particular que refleja virtudes cristianas como la fe, la esperanza y la caridad. Estos días sirven como oportunidades para que los creyentes se inspiren en los ejemplos de vida de los santos, buscando imitar sus virtudes en su propia vida.
¿Cómo se convierte alguien en santo?
El proceso de canonización es un camino formal que sigue una persona para ser reconocida como santa por la Iglesia. Este proceso requiere la verificación de un vida de virtudes heroicas y, frecuentemente, la comprobación de milagros atribuidos a su intercesión. Una vez cumplidos los requisitos, se inicia una fase de investigación y, finalmente, se decide sobre su canonización, que se realiza durante una ceremonia pública donde la Iglesia reconoce oficialmente su santidad.