Hoy, 3 de octubre, se recuerda a San Francisco de Borja en el santoral católico. Este importante religioso español dejó una huella indeleble en la historia de la Compañía de Jesús y en la vida espiritual de la Iglesia.
San Francisco de Borja nació en 1510 en Gandía, una localidad situada en la Comunidad Valenciana. Provenía de una familia noble; fue nieto del Papa Alejandro VI y, a través de su linaje, contaba con lazos cercanos al emperador Carlos V. Antes de ingresar al sacerdocio, ostentó títulos significativos, como marqués de Lombay, duque de Gandía y virrey de Cataluña, lo que lo colocó en una posición privilegiada en la corte española.
Su vida dio un giro trascendental tras la muerte de su esposa, Leonor de Castro, con quien tuvo ocho hijos. Frente a la pérdida, San Francisco decidió renunciar a sus posesiones y prestigio para seguir la llamada de Dios y se unió a la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola. Ingresó a la orden en un periodo clave, convirtiéndose en su tercer prepósito general en 1556, tras la muerte de Ignacio.
Durante su gestión, se destacó por su fervorosa dedicación a la Eucaristía y a la Virgen María. A lo largo de su vida, trabajó arduamente en la expansión de la Compañía de Jesús, reorganizando el sistema educativo en las Indias y promoviendo el desarrollo de misiones en América, lo cual fue fundamental para la presencia de la Iglesia en el nuevo continente. En 1565, al asumir el puesto de comisario de España en las Indias, redefinió los planes misioneros, enfocándose en la evangelización con un espíritu de servicio y dedicación.
San Francisco también dejó un legado arquitectónico y educativo en Roma, donde fundó el Noviciado de San Andrés y el Colegio Romano. Su labor fue un pilar en la consolidación de las instituciones educativas jesuíticas. Tras una vida de oración y servicio, falleció en Roma en 1572, y fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente XI.
El Papa Francisco, en su reconocimiento al impacto de San Francisco de Borja, lo declaró patrono del Real Gremio de Halconeros y de la cetrería española, resaltando su conexión con las tradiciones culturales de España.
Otros santos del día
- San Dionisio Areopagita
- Santa Cándida de Roma
- Santos Fausto, Cayo, Pedro, Pablo, Eusebio, Querimín y Lucio de Alejandría
- San Hesiquio
- San Maximiano de Bagai
- San Cipriano de Toulon
- Santos Ewaldo (uno conocido como "Negro" y el otro "Blanco")
- Beato Uto u Otón de Metten
- San Gerardo de Lotaringia
- Beato Adelgoto de Chur
- Beatos Ambrosio Francisco Ferro y compañeros
- Beato Crescencio García Pobo
¿Qué es el santoral?
El santoral católico es un registro de los santos y beatos reconocidos por la Iglesia, que se conmemoran en fechas específicas a lo largo del año. El Martirologio Romano, que lista casi 7,000 santos, es el fundamento de estas celebraciones. Este calendario no solo honra a los individuos, sino que también proporciona a los fieles una oportunidad para la reflexión y la conexión espiritual.
¿Por qué se celebra el día del santo?
La celebración del día de un santo tiene como finalidad conmemorar su vida y legado, recordando sus virtudes y enseñanzas. Es un momento para reflexionar sobre la llamada a la santidad y el ejemplo que estos hombres y mujeres representan. A través de estas festividades, la Iglesia alienta a los fieles a imitar los valores de los santos, que se han destacado en el servicio a Dios y a la comunidad.
¿Cómo se convierte alguien en santo?
El proceso de canonización es un camino que implica varias etapas. Inicia con una investigación formal y la recopilación de testimonios sobre la vida del candidato. Posteriormente, se requiere la verificación de al menos un milagro atribuido a la intercesión del futuro santo. Tras pasar por estas fases, el candidato puede ser beatificado y, eventualmente, canonizado. Este proceso es un reconocimiento oficial de su virtuosidad y el impacto de su vida en la fe cristiana.