A media hora en coche desde Verona, en el corazón de la Valpolicella, se esconde un rincón donde la naturaleza parece intacta y el tiempo discurre al ritmo del agua: el Parco delle Cascate di Molina y de la periodista Noelia Vela. Un rincón descubierto gracias a la ayuda de Destination Verona & Garda Foundation. Este parque natural, de más de 80 000 m², se extiende en la confluencia de dos valles y regala al visitante un paisaje de cascadas, bosques, cuevas y senderos que invitan a perderse.

La fuerza del agua a lo largo de la historia
El nombre “Molina” deriva de los numerosos molinos que funcionaron en la zona durante siglos. Documentos del año 920 d.C. ya mencionan la existencia de manantiales y molinos donados a un noble de la región. A lo largo de la Edad Media y hasta el siglo XVIII, el agua fue motor de la vida económica local: movía ruedas que molían grano, trabajaban madera o prensaban aceite. Un mapa de 1735 muestra al menos 18 molinos activos. Hoy, algunos restos se integran al recorrido, recordando la estrecha relación entre el hombre y este recurso vital.
Un parque nacido de la comunidad
El estado de abandono que sufrió el área en el siglo XX fue revertido gracias al esfuerzo de los propios habitantes de Molina. Liderados por Fratel Perin, construyeron senderos, puentes de madera, pasarelas y acondicionaron miradores. El parque abrió oficialmente el 8 de julio de 1973 y desde entonces se ha convertido en uno de los destinos naturales más visitados del Véneto, celebrando recientemente sus 50 años.

Cascadas y rutas para todos
El recorrido por el parque ofrece tres itinerarios circulares, perfectamente señalizados:
- Verde: 1,2 km, fácil y apto para familias.
- Rojo: 2,5 km, dificultad media, ideal para ver la mayoría de cascadas.
- Negro: 3,6 km, más exigente, con un mirador panorámico.
A lo largo de los senderos aparecen cascadas como la Verde, de unos 15 metros de altura; la Nera, famosa por el columpio que permite rozar el agua con los pies; la Spolverona, que crea un efecto de niebla; o la Tombolino, que se precipita entre musgos y helechos. Cada caída de agua es distinta, pero todas comparten la sensación de frescura y la atmósfera casi mágica que reina en el bosque.
Un santuario de biodiversidad
El parque forma parte de la red europea Natura 2000, lo que asegura la protección de sus especies más valiosas. Entre la flora destacan la Moehringia bavarica o el helecho Asplenium scolopendrium. Entre los animales, es posible avistar zorros, corzos, lirones, ardillas y aves rapaces como el halcón peregrino. La combinación de agua, roca y vegetación crea un ecosistema singular, donde cada estación del año ofrece un rostro diferente: el verdor brillante de la primavera, el frescor del verano, los tonos cálidos del otoño y el hielo que decora cascadas en invierno.
Información práctica
- Ubicación: Località Vaccarole, Molina di Fumane, Verona.
- Acceso: Desde la autopista A22 (salida Verona Nord) y siguiendo las indicaciones hacia Molina. El aparcamiento gratuito se encuentra en la entrada del pueblo, a pocos minutos a pie del parque.
- Horarios: Abierto de marzo a octubre, con horarios variables según la temporada. Cierra en invierno, aunque puede recibir grupos bajo reserva.
- Entradas: Aproximadamente 6 € para adultos; descuentos para niños y personas con discapacidad; menores de 5 años entran gratis.
Una experiencia que va más allá del turismo
Visitar el Parco delle Cascate di Molina es mucho más que un paseo entre cascadas. Es sumergirse en un entorno donde la naturaleza sigue marcando el ritmo de la vida, donde la memoria de los molinos medievales convive con senderos pensados para el visitante moderno, y donde cada cascada recuerda la fuerza y la fragilidad del agua.

Para los veroneses, el parque es un orgullo local; para el viajero, una excursión que combina deporte, historia y contemplación. Ya sea en familia, en pareja o en solitario, recorrerlo es dejarse llevar por un espectáculo natural que renueva cuerpo y espíritu.