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Recrear Macondo: el arte detrás de Cien años de soledad en Iberseries & Platino Industria 2025

La charla destacó el proceso de diseño y construcción de Macondo, enfatizando su importancia cultural y el desafío de adaptarlo para televisión.
David Sánchez
Madrid (España)
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En la edición 2025 de Iberseries & Platino Industria, una de las charlas más esperadas se dedicó a un proyecto que ha despertado enorme expectación: la adaptación televisiva de Cien años de soledad, la obra maestra de Gabriel García Márquez, producida por Netflix en Colombia. Bajo el título "Recrear Macondo. El diseño de producción de la serie Cien años de soledad", la conversación reunió a dos de los nombres más reconocidos en el arte cinematográfico latinoamericano: Eugenio Caballero, diseñador de producción ganador del Óscar por El laberinto del fauno, y Bárbara Enríquez, diseñadora de producción y directora de arte nominada al Óscar por Roma. La charla estuvo moderada por Ximena Urrutia, directora de Industria y Mercado del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

Los ponentes abordaron con detalle el proceso de transformar Macondo en un lugar tangible y habitable, capaz de sostener 16 episodios de una historia que combina lo cotidiano con lo extraordinario. Un proyecto que, según reconocieron, no solo supuso el mayor reto de sus carreras, sino también uno de los esfuerzos de producción más grandes jamás realizados en Iberoamérica.

El desafío de dar forma a un mito literario

Convertir en imágenes un libro que millones de lectores ya han imaginado a su manera fue, para los diseñadores, el mayor reto inicial. García Márquez había declarado en vida que no quería ver una adaptación de su novela, pues temía que traicionara su carácter único. Sin embargo, el contexto audiovisual actual —plataformas globales, nuevas tecnologías y narrativas seriales— abrió una ventana para imaginar la obra en otro formato.

Estudios previos sobre Macondo, en Iberseries y Platino Industria
Estudios previos sobre Macondo, en Iberseries y Platino Industria

Eugenio Caballero explicó que Cien años de soledad exigía un enfoque diferente: “No se trataba solo de ilustrar la novela, sino de crear un Macondo verosímil que tuviera alma y que pudiera sostener lo que la historia cuenta. No podíamos aspirar a satisfacer las expectativas de todos, porque cada lector tiene su propio Macondo. Lo que hicimos fue construir uno que tuviera raíces en la historia y la arquitectura del Caribe colombiano”.

Para lograrlo, el equipo concibió cuatro etapas evolutivas del pueblo, desde su fundación rudimentaria hasta su consolidación como una comunidad más compleja, atravesada por la política, la religión y los conflictos sociales. Cada etapa debía tener coherencia arquitectónica, materiales específicos y una razón narrativa: desde las primeras chozas de bahareque hasta la construcción tardía de una iglesia, símbolo de las tensiones entre los fundadores y las influencias externas.

De la investigación al set: cómo nació Macondo

El proceso de diseño comenzó con una investigación minuciosa de la historia, la arquitectura y las tradiciones del Caribe colombiano. El equipo recorrió pueblos ribereños para observar cómo se organizan en torno a los ríos y a los árboles centenarios, elementos que en la novela son símbolos de arraigo y memoria.

A partir de esas observaciones se creó un “libro de diseño” que incluía planos, ilustraciones y previsualizaciones digitales. Este documento sirvió como mapa para prever cada detalle: desde la distribución de las casas hasta la plaza central con su árbol emblemático. La planificación permitió elaborar presupuestos más realistas y un plan de rodaje viable para una producción de esta magnitud.

Sin embargo, lo concebido en papel debía hacerse realidad. Fue entonces cuando Bárbara Enríquez asumió el reto de materializar los diseños en Colombia. La diseñadora relató que se trataba de un proyecto en el que no se podía fallar: “Es la obra más importante de nuestra literatura después del Quijote. La responsabilidad era inmensa, y había que garantizar que Macondo no se sintiera como un decorado, sino como un pueblo vivo”.

El resultado fue la construcción de un set 360°, es decir, un pueblo habitable en el que las cámaras pudieran moverse libremente y los actores interactuar como si estuvieran en un espacio real. Las casas fueron diseñadas con interiores completos, no solo fachadas. Hornos, cocinas, estufas y llaves de agua funcionaban de verdad para que personajes como Úrsula pudieran habitar los espacios con naturalidad.

La Casa Buendía, núcleo narrativo de la historia, requirió un set de 55 x 25 metros, con estructuras especiales que permitían iluminar desde todos los ángulos. Más de la mitad de la novela transcurre en esa casa, por lo que era esencial que fuera dinámica, filmable en 360° y, al mismo tiempo, un personaje en sí misma.

El realismo mágico llevado al diseño de producción

Uno de los temas centrales de la charla fue cómo traducir el realismo mágico de García Márquez al lenguaje visual. Tanto Enríquez como Caballero coincidieron en que no se trataba de recurrir a efectos espectaculares ni a un artificio excesivo, sino de mantener un entorno realista donde lo extraordinario irrumpiera con naturalidad.

Estudios previos sobre Macondo, en Iberseries y Platino Industria
Estudios previos sobre Macondo, en Iberseries y Platino Industria

Caballero lo explicó así: “El realismo mágico no es llenar todo de purpurina, sino contar lo imposible como algo cotidiano, como lo narraría una abuela. Se trata de un pueblo realista donde, de pronto, alguien asciende al cielo o un temblor lo cambia todo, y eso se acepta como parte de la vida”.

En este sentido, el diseño de producción no buscó imponer un Macondo fantástico desde el inicio, sino darle la solidez de un pueblo caribeño histórico, capaz de sostener los episodios mágicos sin que perdieran su fuerza. La evolución de los edificios, los colores y los materiales no solo respondía a la estética, sino también a los cambios sociales y políticos que atraviesan la novela. Así, la arquitectura se convirtió en un espejo de la transformación del pueblo y de la historia de América Latina.

Una producción que marca un antes y un después

La magnitud del proyecto fue otro de los temas subrayados en la conversación. La construcción de Macondo se considera ya una de las mayores empresas de diseño de producción en América Latina. La logística, los presupuestos y la coordinación de equipos internacionales exigieron años de preparación.

Enríquez y Caballero señalaron que este trabajo también sirvió para desmontar prejuicios sobre lo que puede hacerse desde la región. La serie demuestra que en América Latina es posible levantar producciones de escala mundial sin perder identidad, construyendo imágenes que dialoguen con el imaginario universal pero que tengan un corazón profundamente local.

Estudios previos sobre Macondo, en Iberseries y Platino Industria
Estudios previos sobre Macondo, en Iberseries y Platino Industria

“Macondo no es un decorado: es un personaje más de la historia. Recrearlo fue, de alguna manera, recrear nuestra propia memoria cultural. Fue un acto de identidad”, concluyó Enríquez.

La charla en Iberseries & Platino Industria 2025 dejó claro que la adaptación de Cien años de soledad no es un simple proyecto televisivo, sino un hito cultural. Recrear Macondo implicó un trabajo de investigación histórica, un esfuerzo de ingeniería y diseño sin precedentes, y una sensibilidad artística capaz de equilibrar lo real y lo mágico.

En manos de Bárbara Enríquez y Eugenio Caballero, Macondo encontró, por fin, su forma física: un lugar que, aunque nunca existió, todos sentimos que hemos visitado alguna vez en las páginas de García Márquez. Un pueblo que vuelve a tener, como decía el autor, “una segunda oportunidad sobre la tierra”.

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Crítico de cine, especializado en cine latinoamericano. Es miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI) y de l'Académie des Lumières, de la prensa internacional en Francia.