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Nuevos conceptos y colapso de la narrativa hegemónica

La crítica al bombardeo a Gaza durante seis meses no ha sido noticia en países que se reclaman democráticos. ¿Las lúcidas inteligencias que llenan páginas seguirán callando? No escandaliza ¿verdad?
Lucas Lavado

Cuando los hechos naturales y sociales crujen y cambian desde sus cimientos, producen consecuencias imprevisibles. Los que defendieron y defiende aquel mundo en ruinas, los guardianes y los fieles aumentan más presión y resistencia irracional en defensa del pasado impracticable hoy. Se imponen nuevas maneras de hacer y decir.  

El mismo sentido común es atacado violentamente. Tanto que un país que nunca ha sido auditado sobre armas nucleares como Israel se opone de manera irracional a que Irán, con quien no tiene fronteras, enriquezca uranio con fines pacíficos. ¿Por qué? Simplemente presume y teme ser atacado. ¿Víctima del sentimiento de culpa? El primer ministro alemán Merz quizá acierta cuando dice que ha hecho “el trabajo sucio” para los europeos. 

Existen principios racionales que han guiado la conducta humana como el principio el de la no contradicción. Los que proclaman el respeto a los derechos humanos y el derecho a la vida en especialmente los israelíes han asesinado muchos miles de habitantes y sobre todo más de 15 mil niños. Israel a expulsado además a los pobladores de su territorio y no se escucha aún condenas explicitas de la “prensa libre”. ¿No es atentar contra la racionalidad? 

Norteamérica ha librado guerras de exterminio en nombre de la libertad muy lejos de sus fronteras desde Vietnam, Corea, Libia y muchos otros. El reciente bombardeo de los centros nucleares de Irán en apoyo directo a las pretensiones absurdas de Israel significa sobrepasar límites fácticos y formales. Un hecho que pasará a la historia como un feroz desmentido a su postura de defensa de la libertad y la autodeterminación.  

Ha dejado de ser una verdad como una catedral el imbatible poderío militar israelí alentado por un relato cuidadosamente construido y divulgado por una prensa ad hoc y financiada. Vivimos un mundo agitado, cambian las realidades, cambia el lenguaje, cambia el discurso, cambian las concepciones del mundo. Es cierto que los mapas políticos que se leen a pie juntillas permanecen mientras que los conceptos de la geopolítica están pleno recambio.  

Cuando las realidades golpean acompasados con fracasos surgen contradicciones como las que asoman en la cúpula político militar israelí que está dejando de ser monolítica. Para peor, el Domo de Hierro ha sido tocado, las calles bombardeadas y la población en búnkeres que están haciéndoles pensar, de seguro. 

La crítica al bombardeo a Gaza durante seis meses no ha sido noticia en países que se reclaman democráticos. ¿Las lúcidas inteligencias que llenan páginas seguirán callando? No escandaliza ¿verdad? 

Las frases mágicas, las soluciones cosméticas y los relatos posmodernos que llenan los medios están dando paso a los debates realistas que ponen al debate las discusiones sobre “las causas profundas” en los diferendos y en los conflictos en curso. Pasan inadvertidos o confundidos en las discusiones propaladas exprofeso para subvertir la realidad. 

El presidente Trump ha trocado las confrontaciones políticas. Su lenguaje a veces vulgar y estridente ha hecho tambalear el lenguaje diplomático habitual. ¿Puede decir alguien que es un cambio cosmético? Por sobre las fisuras conceptuales la realidad emerge exigiendo la necesidad de designar las cosas por su nombre apropiado. El ingente arsenal del Tío Sam se está agotando y urge reponerlas y por tanto tiene sentido que la Europa borreguil deba admitir el incremento del 5% de su PBI para financiarla con el pretexto del supuesto ataque ruso de aquí a 5 años. Muy “racional” ¿no es cierto?

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El análisis y las expresiones vertidas son propias de su autor/a y no necesariamente reflejan el punto de vista de EL PERFIL
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Colaborador de EL PERFIL
Profesor en Filosofía y Ciencias Sociales. Magíster en Docencia Universitaria y Doctor en Ciencias de la Educación. Ha editado más de 400 títulos.