El cine diverso volvió a rugir en Donostia. Dos películas se alzaron con los Premios Sebastiane 2025, dejando una huella emocional en un festival que, año tras año, convierte la pantalla en altavoz de la comunidad LGTBIQA+.
El Premio Sebastiane fue para Maspalomas, de José Mari Goenaga y Aitor Arregi, una obra conmovedora sobre la vejez, la memoria y el precio de los silencios. El jurado lo definió como un golpe directo al corazón: “Nos obliga a mirar a los ojos a una generación condenada a la invisibilidad”. Con esta distinción, la película se convierte en símbolo de una deuda histórica con quienes vivieron el amor en las sombras.

El Premio Sebastiane Latino voló hacia Chile con La misteriosa mirada del flamenco, debut de Diego Céspedes, que ya había brillado en Cannes. Fantasía, venganza y deseo se mezclan en un relato que, en palabras del jurado, recuerda que “amar nunca debería ser motivo de castigo, ni social ni divino”. Su clausura en Horizontes Latinos promete ser uno de los momentos más intensos del Zinemaldia.
Este doble reconocimiento demuestra que el Sebastiane no es un premio más, sino un grito desde el cine contra el olvido y el prejuicio. Este año, ese grito llegó desde las playas de Maspalomas y desde la misteriosa imaginación de Chile.