En 1973, la dictadura militar que encabezó el general Juan Velasco Alvarado empezaba a tambalear. El 6 de septiembre de ese año, se inició la correspondencia entre Enrique Verástegui, figura clave de la poesía peruana de los setenta, y Wolfgang Alexander Luchting, estudioso alemán que tradujo y analizó a destacados autores peruanos. El intercambio epistolar se prolongó por cuatro años, hasta 1977. En 2016, el crítico mexicano Juan José Barrientos había publicado el epistolario entre Julio Ramón Ribeyro y Lutching.
«Empleo este método de contacto con Ud. porque por el momento no tengo otro mejor (es decir: la manera en que una amiga mía lo habrá abordado a Ud. en una de sus conferencias para entregarle esta carta). Desde hace un buen tiempo, he tenido ganas de conversar un rato». Esas son las primeras líneas que Verástegui le escribió a Luchting desde San Vicente (Cañete) tras abandonar Lima para escribir “Monte de goce” entre marzo y diciembre de 1972.
“Cartas desde los extramuros” (Intermezzo Tropical, 2025) surge cuando el investigador y poeta Carlos Villacorta descubre las cartas que Luchting recibió de Verástegui, además de otros autores como Mario Vargas Llosa, José María Arguedas, José Donosos, entre otros. A la selección de cartas la anticipa un extenso y documentado prólogo que contextualiza con rigor no solo los inicios del poeta luego de la publicación de “En los extramuros del mundo” (1971), sino también un Perú marcado por la crisis política, económica y social.
La publicación de “Monte de goce” es uno de los ejes de la correspondencia. En 1973, el poeta confiaba en que el editor Carlos Milla Batres publicase su segundo libro en Barcelona, pero pronto recibió la noticia de que este lo consideraba “impublicable” por su carga erótica y el temor a la censura. El manuscrito se extravió durante años, hasta que fue publicado en septiembre de 1991 por Jaime Campodónico. Su aparición desmintió los pronósticos iniciales de sus críticos, quienes afirmaban que el libro no valdría nada.
El epistolario también comparte informaciones significativas sobre la vida y obra del poeta: sus lecturas, su romance con Enriqueta Beleván, poeta de la generación del setenta, así como sus opiniones sobre la coyuntura sociopolítica y cultural del país en manos de la dictadura militar. Además de recuperar un intercambio epistolar inédito, que traza a un Enrique Verástegui combativo y vulnerable, “Cartas desde los extramuros” representa una valiosa contribución al estudio del movimiento Hora Zero y a una de sus voces que se erige como una de las más trascendentales de la poesía peruana de los últimos cincuenta años.