Mi nombre no es una casualidad. Poesía reunida (1956-1995) [Lima: Calandria de Fuego, 2025] editado por Elizabeth Lino Cornejo y Luz Vargas de la Vega, es el primer libro, según entiendo, en el que se recupera el trabajo poético inédito y editado de la periodista, poeta, dramaturga, antologadora, y gestora cultural, Sara Helfgott Eidelman (Chiclayo 1928 - Lima 2020). Esta es una breve reseña que tiene como fin, invitar a la lectura de este volumen que es, desde todas las perspectivas, imperdible y urgente.
Más conocida como Sarina Helfgott, fue hija de inmigrantes judío-rusos, y fue la primera de los Helfgott que nació en el Perú.
Sarina, junto a otras escritoras, han sido, en gran parte invisibilizadas por el canon, sobre todo masculino de la generación del 50. Por ello, quiero señalar que, en primera instancia, este volumen ayuda a ampliar el mapa generacional de la poesía peruana. De otro lado, este volumen llena un vacío de investigación al poner al centro una poética que, aunque ha compartido vitrina con importantes escritoras como Cecilia Bustamante, Blanca Varela, Julia Ferrer, Gladys Basangoitia, Carmen Luz Bejarano, Elvira Ordoñez, Raquel Jodorowsky, ha pasado inadvertida por la crítica. En esa línea, aunque su poesía anticipa hasta cierto punto algunos temas abordados por escritoras de generaciones posteriores como María Emilia Cornejo o Carmen Ollé, Helfgott no ha sido tomada en cuenta en estudios o revisiones críticas de la poesía peruana de los 50.

En esta línea, Mi nombre no es una casualidad. Poesía reunida (1956-1995) no solo recoge y permite releer los tres únicos poemarios de Helfgott sino que permite conocer la vida de la autora desde dos facetas: la de la su participación en la autogestión editorial y desde el “asedio a la memoria biográfica y creativa”.
Ambos artículos críticos escritos por Elizabeth Lino Cornejo y Luz Vargas de la Vega pertenecen a un dossier que cierra el volumen de un modo brillante equilibrando la participación de la poesía con la de la crítica literaria. A partir de estos dos artículos críticos logramos saber, por ejemplo, que Helfgott empezó a leer a Barbusse y a Ibsen desde los 13 años, por influencia de su madre, una destacada escultora autodidacta como ella misma lo fue. Y que su primer poemario, La luz pródiga (1956), publicado por cuenta propia en su sello editorial, Linterna de papel, coincidió con el año en el que las mujeres ejercieron su derecho al voto por primera vez en el Perú.
De sus tres poemarios, a saber, La luz pródiga (1956), Libro de los muertos (1962) y Ese vasto resplandor (1973) quisiera centrarme en el segundo, publicado también en Ediciones Linterna de papel. Este libro tiene el título en la portada en castellano y en hebreo, lengua hablada por los padres de la poeta y está dedicado a ellos también. A decir de Lipp, «este libro es estudiado, a nivel internacional, como parte de la denominada “poesía del holocausto”, así como una muestra de la expresión artística de la comunidad judía en la poesía contemporánea hispanoamericana (Lipp, 1982, p. 539)»
De los ocho poemas extensos que reúne, el primero, “Tus ojos” es el que más me ha llamado la atención por las sugerentes metáforas y por estar dirigido a un pequeño niño judío víctima del holocausto. Este poema explora la imagen de los ojos y la personifica de un modo absoluto: los ojos tienen y son historia, dolor, hambre, contextura, olor, muerte, y vida. Los ojos son la metáfora que reúne la pena y la impotencia. Así como son los que narran un evento imposible de borrar.
Como señala Juan Ríos en el prólogo, este poemario, y se entiende, este poema, es un intento de transformar el futuro, es un intento por impedir que la historia se repita, para ello también visibiliza contradicciones. Por ejemplo, otro poema que me interesó particularmente es el que se titula “Hans”. En este se muestra la hipocresía de los soldados nazis, quienes aparentaban ser buenos ciudadanos, y en general, buenas personas que tienen una familia a la que aman, que coleccionan mariposas y van a la ópera, nazis que son sentimentales, que les gusta el mar y la mermelada, que son educados, y que solo cumplen órdenes mientras que asesinan a niños inocentes sin remordimiento ni pausa. Porque esa es la anáfora que da cuerpo al poema, cito: “Pero mata y mata, y mata”. Tres veces muerte, diez veces reiterada a lo largo del cuerpo textual, evidencia que el poema es un río con clara dirección: no solo se dirige a una denuncia sino a la visibilización de una estructura falaz en la sociedad nazi.

En esta línea de sorpresivos encuentros, además de encontrar los tres poemarios de Helfgott, y dos estudios críticos, este volumen incluye fotos y cartas (por ejemplo, una de Sebastián Salazar Bondy por la obra “La jaula” que escribiera Helfgott) y también incluye un delicadísimo trabajo de archivo realizado por las investigadoras editoras del volumen.
Ellas no solo han revisado el archivo personal, sino archivos de la Biblioteca Nacional del Perú, la del Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar, y los de la Pontificia Universidad Católica del Perú, especialmente en sus colecciones hemerográficas. De hecho, como si fuera poco realizaron conversaciones con familiares de Helfgott a partir de las cuales se pudo reconstruir parte de su historia.
Este libro ensancha lo que se ha conocido de la generación del 50, lo que se sabe de las escritoras de la época y nos deja la tarea de releer a una excelente autora que reflexionó sobre un tema que ha pasado poco advertido por la poética de las y los escritores peruanos: el genocidio a los judíos por parte de los nazis y las reflexiones de sus descendientes en nuestro país.