En el marco del Festival de Cine de El Gouna, que se celebra del 16 al 24 de octubre de 2025, el programador de la sección de cortometrajes, Mohammad Taymour, explica cómo se construye una selección que refleja la diversidad cultural del cine mundial. Taymour, que cumple su tercer año en el cargo tras haber dirigido el mercado de cine del festival, afirma que su mayor satisfacción es “descubrir nuevas voces y ofrecer al público una experiencia emocional”.
Desde su creación en 2017, el festival ha mantenido una competencia de cortos como parte esencial de su identidad. Cada año, Taymour y su equipo ven más de dos mil películas, buscando equilibrio entre nuevos talentos y obras que ya pasaron por grandes citas como Cannes, Venecia o Clermont-Ferrand. “No queremos limitarnos a recoger lo que ya circula —dice—, sino encontrar películas que puedan tener su estreno mundial o regional aquí”.
El programador insiste en que la diversidad es la clave: distintas culturas, lenguas, estilos narrativos y emociones. Incluso el orden de proyección está pensado para crear una “trayectoria emocional”, donde cada corto dialogue con el siguiente hasta dejar una impresión duradera. Parte de ese espíritu se refleja también en la política del festival de invitar a todos los directores, cubriendo sus vuelos y alojamiento, “para apoyar y motivar a quienes están empezando”.
Taymour destaca además la importancia de incluir animaciones en cada programa. “La animación es un medio fascinante, muy distinto, que permite explorar mundos imposibles”, comenta. La búsqueda de esos títulos se realiza en festivales como Clermont-Ferrand, Cannes o Annecy, aunque el proceso comienza mucho antes, desde abril, para garantizar estrenos en Medio Oriente.
El programador reconoce que en Egipto algunos temas pueden ser sensibles. “Cuando una película trata cuestiones de religión, política o sexualidad, la enviamos con antelación a censura para asegurarnos de que pueda proyectarse”, explica. En ocasiones las películas se aprueban con clasificación por edad, y otras veces se rechazan por completo. “Hay que entender el contexto —añade— y cuidar tanto a los cineastas como al público”.
Comparando El Gouna con el Festival de El Cairo, Taymour señala que ambos tienen grandes equipos de programación, pero enfoques distintos: “El Cairo suele apostar por películas más intelectuales, mientras que nosotros buscamos algo más emocional y diverso. Hay que conocer bien a tu audiencia”.
Las proyecciones de cortometrajes se llenan cada año, algo que Taymour celebra como un síntoma del interés creciente por el formato. “Desde la primera edición todo está siempre agotado”, dice con orgullo. Y concluye: “Lo que más me motiva es el descubrimiento: ver películas de todo el mundo y ofrecer al público una experiencia única”.