Hoy, 24 de agosto, la Iglesia católica celebra la festividad de San Bartolomé, uno de los doce apóstoles que siguieron a Cristo. Su vida y su legado se recuerdan con especial reverencia, y suelen considerarse un pilar fundamental en la predicación del Evangelio en diversas regiones, como India y Armenia.
Según el Martirologio Romano, San Bartolomé, a quien tradicionalmente se asocia con Natanael, nació en Caná de Galilea. Su encuentro con Jesús fue facilitado por el apóstol Felipe, quien lo presentó al Maestro a la orilla del Jordán. A partir de este momento, Bartolomé se integró al grupo de los doce apóstoles y fue testigo de los momentos más cruciales de la vida de Cristo, desde su bautismo hasta su resurrección.
A pesar de su importante papel, la figura de San Bartolomé es relativamente menos reconocida en la liturgia católica. Esto contrasta con su significancia histórica, ya que su nombre aparece en los Evangelios haciendo alusión a su presencia en estos momentos decisivos. Posteriormente, después de la Ascensión de Jesús, se le atribuye la labor de difundir el Evangelio. Las tradiciones afirman que evangelizó en India y que su vida terminó de manera trágica en Armenia, donde supuestamente fue desollado vivo, lo que lo llevó a ser considerado el patrón de los curtidores.
Otros santos del día
- San Tacián de Claudiápolis: Este santo es venerado en la tradición oriental y es conocido por su labor misionera y por haber sido un defensor de la fe cristiana en tiempos difíciles.
- San Audeno de Rouen: Obispo de Rouen, fue reconocido por su dedicación al servicio de su diócesis y por su compromiso con la educación y la formación cristiana.
- San Jorge Limniota: Pocos datos se conocen sobre su vida, pero su culto se ha mantenido en la tradición ortodoxa por su fe inquebrantable.
- Beato Andrés Fardeau: Reconocido por su labor misionera y su dedicación a la causa de los marginados, su vida es un ejemplo de caridad cristiana.
- Santa Juana Antida Thouret: Fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret, su legado perdura en la educación y el servicio a los pobres.
- Santa Emilia de Vialar: Fundadora de una institución dedicada a la educación y el bienestar de las niñas, su vida fue un testimonio de fe y dedicación.
- Santa María Micaela del Santísimo Sacramento Desmaisières: Venerada por su trabajo en la rehabilitación de mujeres, su labor transformó muchas vidas en su tiempo.
- Beata María de la Encarnación (María Vicenta) Rosal: Su vida está marcada por un profundo compromiso con la espiritualidad y la educación de los jóvenes.
- Beato Maximiano Binkiewicz: Conocido por su obra de evangelización, su vida es un ejemplo de dedicación a la causa cristiana.
- Beatos Ceslao Józwiak, Eduardo Kazmierki, Francisco Kesy, Eduardo Klinik e Iarognievo Wojciechowslci: Estos beatos son recordados por sus actos de fe y sacrificio en medio de adversidades.
¿Qué es el santoral?
El santoral católico es un catálogo que agrupa a los santos y beatos celebrados en las diferentes fechas del año. Este registro es fundamental para la vida de la Iglesia, ya que permite a los creyentes honrar y recordar a aquellos que han llevado una vida ejemplar. En el Martirologio Romano, documento oficial de la Iglesia, se incluyen aproximadamente 7,000 santos y beatos, cada uno con una historia y legado únicos.
¿Por qué se celebra el día del santo?
La celebración del día de un santo se establece como una forma de recordar su vida y obra, así como para inspirar a los fieles a seguir su ejemplo. Estas festividades suelen estar marcadas por misas, oraciones y, en muchos casos, actividades comunitarias que fortalecen la fe y el sentido de comunidad entre los creyentes. Cada santo tiene un día específico para ser conmemorado, lo que permite a la Iglesia y a los fieles reflexionar sobre sus virtudes y logros.
¿Cómo se convierte alguien en santo?
El proceso de canonización es un riguroso procedimiento por el cual la Iglesia católica reconoce oficialmente a una persona como santo. Este proceso incluye una investigación exhaustiva de la vida, virtudes y, en muchos casos, los milagros atribuidos a la persona en cuestión. El progreso en este camino pasa por diferentes fases: primero se considera a la persona como "siervo de Dios", luego "beato" y, finalmente, como "santo", lo que implica la aprobación del Papa y la identificación de al menos un milagro relacionado con la intercesión del futuro santo.








