Hoy, 4 de septiembre, la Iglesia católica celebra a San Moisés en su santoral, recordando su papel fundamental en la historia del Antiguo Testamento. Este profeta, elegido por Dios, lideró al pueblo de Israel hacia la libertad, convirtiéndose en una figura central para la fe judía y cristiana.
San Moisés nació en un contexto de opresión para los israelitas, quienes eran esclavizados en Egipto durante el siglo XIV a.C. Su historia comienza con un relato intrigante: fue salvado de las aguas del Nilo, lo que etimológicamente se traduce como “salvado de las aguas”, indicando su destino de liberador. Fue educado en la corte del faraón, lo que le otorgó acceso a conocimientos y habilidades que serían cruciales en su futuro ministerio.
El llamado divino a Moisés se produce en medio de una zarza ardiente que no se consume. Este acontecimiento milagroso no solo es un símbolo poderoso del encuentro con lo sagrado, sino que también marca el inicio de su misión para sacar a los israelitas de la esclavitud egipcia. En este diálogo, Dios se revela a Moisés con la frase “Yo soy el que soy”, estableciendo un nombre que se asociaría con su naturaleza eterna y presencia.
A pesar del rechazo inicial del faraón, tras la intervención de Dios mediante diez plagas devastadoras, el faraón finalmente accede a liberar a los israelitas. Sin embargo, en un momento de arrepentimiento, decide perseguir a Moisés y su pueblo. Este episodio culmina en el famoso cruce del Mar Rojo, donde Moisés utiliza su vara a instancias de Dios para dividir las aguas y permitir el paso seguro de los israelitas, mientras las aguas se cierran sobre el ejército egipcio.
Además de ser un libertador, San Moisés recibió la Ley en el monte Sinaí, un conjunto de directrices que regirían la vida de su pueblo. Su legado se narra en varios libros del Pentateuco, donde se detalla su vida, experiencias y enseñanzas. Moisés muere en el monte Nebo, cercano a la tierra prometida, dejando un impacto duradero en la fe de millones de creyentes.
Otros santos recordados hoy
- San Marcelo de Châlons-sur-Saône: Obispo y mártir, cuya vida se destaca por su compromiso con la fe católica durante tiempos de persecución.
- San Bonifacio I: Papa que jugó un papel clave en fortalecer la organización de la Iglesia en un periodo crítico de la historia cristiana.
- San Caletrico: Un santo menos conocido cuyo legado se mantiene en el contexto de la espiritualidad y la vida comunitaria de los cristianos.
- Santa Ida de Heresfeld: Reconocida por su piedad y dedicación, se hizo famosa por su vida austera y su trabajo en la evangelización.
- San Fredaldo de Aquitania: Relevante figura eclesiástica cuyo papel en la historia de la región es símbolo de la fe y la perseverancia.
- Santa Irmgarda de Süchteln: Conocida por su devoción, su vida es un ejemplo de fe cristiana y servicio a la comunidad.
- Santa Rosalía de Palermo: Nacida en el siglo XII en una familia noble, se retira a la vida eremítica. Su popularidad resurgió durante la peste en 1624, siendo venerada por curar enfermos con la enfermedad.
- Beata Catalina Mattei: Reconocida por su vida de oración y su dedicación a los más necesitados.
- Beato Escipión Jerónimo Brigat de Lambert, Beata María de Santa Cecilia Romana (Dina) Bélanger, Beato José Pascual Carda Saporta, Beato Francisco Sendra Ivars, Beato Bernardo (José) Leda Grau: Todos ellos son recordados por sus virtudes y aportaciones a la fe católica, representando etapas distintas del camino hacia la santidad.
¿Qué es el santoral?
El santoral es un calendario que conmemora a las figuras reconocidas por la Iglesia como santos y beatos. La base del santoral se encuentra en el Martirologio Romano, un documento que organiza y distribuye aproximadamente 7,000 santos y beatos a lo largo del año. Cada día se dedica a un número de ellos, resaltando su vida y obra para la edificación de la comunidad cristiana.
¿Por qué se celebra el día del santo?
La celebración del día de un santo tiene múltiples propósitos, siendo el más relevante recordar su vida y enseñanzas. Estos días ofrecen a los fieles oportunidades para reflexionar sobre su fe y pedir intercesiones, buscando seguir sus ejemplos de virtudes y sacrificio. La tradición se remonta a los primeros cristianos, quienes dedicaron días específicos para honrar a mártires y santos que influyeron en la expansión y fortalecimiento del cristianismo.
¿Cómo se convierte alguien en santo?
El proceso de canonización es formal y sistemático, comenzando usualmente con un examen diocesano de la vida del candidato, seguido por investigaciones sobre su virtuosidad y milagros atribuidos a su intercesión. Una vez aprobados estos testimonios, la causa puede ser llevada a Roma, donde la Congregación para las Causas de los Santos evalúa el caso. Finalmente, el papa toma la decisión de canonizar, haciendo oficial el reconocimiento del individuo como santo.









