MADRID, 11 Jul. (EUROPA PRESS) –
El Gobierno de Panamá ha anunciado este miércoles el cierre de «cuatro o cinco pasos por donde ingresaban migrantes irregulares» desde Colombia con el fin de «disminuir» la cantidad de personas que transitan por el Tapón de Darién y ha señalado que próximamente se coordinará con países vecinos para la repatriación de migrantes.
El ministro de Seguridad Pública panameño, Frank Ábrego, ha explicado que el gabinete ha «tratado de establecer» un paso humanitario que atraviesa el país centroamericano y que cuenta con puestos de atención de organismos como Cruz Roja o la agencia de la ONU para los refugiados ACNUR.
Ábrego ha indicado que esta iniciativa tiene el objetivo de respetar los Derechos Humanos de las personas migrantes y garantizar su vida. Además, ha señalado que permite que las patrullas del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) mantengan la seguridad y combatan a quienes traten de cometer delitos contra los migrantes.
Mientras que ha aseverado que la implementación de esta nueva ruta se ha notificado al Gobierno colombiano, ha afirmado que un «reciente» informe «revela que, aunque el flujo de migrantes continúa, las medidas implementadas están logrando un control efectivo» que también «garantiza el respeto a sus Derechos Humanos y a su integridad».
La semana pasada, el SENAFRONT anunció el cierre de tres pasos alegando que el fin de esta medida es «canalizar la migración irregular» de una de las principales rutas de la región hacia, principalmente, Estados Unidos. En ellos, reforzó las patrullas e impuso barreras perimetrales con el objetivo de «concentrar esfuerzos de protección, seguridad y asistencia humanitaria de manera más efectiva en la gestión del fenómeno migratorio».
Este organismo gubernamental también dijo que el nuevo Gobierno de José Raúl Mulino está planificando el lanzamiento de una nueva campaña denominada ‘Darién’ y que «garantizará un clima de paz y tranquilidad en esta región del país». El mandatario juró el cargo reafirmando que «Panamá no será más un país de tránsito» para los migrantes, a los que calificó de «ilegales».