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El vuelco y revuelco de la geopolítica

La pregunta en apariencia simple que se hace es ¿Rusia y Ucrania quieren acabar con la guerra? La hipótesis es que no.
Lucas Lavado

Los hechos sin atenuantes y las modificaciones profundas de la realidad natural, social y conceptual global demandarán tiempo no solo para ser asimilados sino para actuar en consecuencia. 

La prensa adicta sigue con el “relato” de que Ucrania, atacada por el invasor ruso, libra una cruenta batalla. La verdad es que se trata la guerra tachonada de sabotajes e infraestructura civil como el derribo de puentes y descarrilado de trenes, en la que se implica toda Europa e Inglaterra asistida por Norteamérica utilizando a la OTAN como máquina de guerra. 

Una guerra, cuyo eje está en el Tratado de Minsk 2022, donde debería haberse firmado la paz favorable a Ucrania comparado con el que le espera con lo que se le avecina. Ucrania se negó a instancias de Europa atizada por Inglaterra llevada por su profundo odio a Rusia pretendiendo ganar la guerra. Descontando la resiliencia rusa, grave error. 

Nunca un país como Rusia ha tenido tantas sanciones y recursos financieros confiscados en todos los bancos. Para asombro, su PBI creció muy por encima que la de sus enemigos. Como si esto fuera poco la impresionante tecnología militar diseñó y produjo un misil hipersónico inigualable. 

Con la cerrazón impuesta, Rusia tuvo la oportunidad de buscar otros mercados para su gas, sus granos y otros productos a la vez que abastecerse. China un mercado y gran productor de bienes constituyó un apoyo estratégico para enfrentar los desafíos a sus puertas y los estratégicos en curso. 

Soldados rusos durante un enfrentamiento en la región de Kursk | Foto: Sputnik
Soldados rusos durante un enfrentamiento en la región de Kursk | Foto: Sputnik

Ucrania en posesión de un enorme arsenal proveniente del Reino Unido, Europa y Estados Unidos de Norteamérica. Asistido y asesorado militarme y en campo de batalla por los mismos, ha perdido la guerra. Aunque ahora resulta cada vez más difícil admitir la debacle y venderle al mundo falsificaciones ideológicas como en el pasado.  

La pregunta en apariencia simple que se hace es ¿Rusia y Ucrania quieren acabar con la guerra? La hipótesis es que no. Rusia está ganando y administra sus tiempos en un trato directo con el presidente Trump y Ucrania está perdida en la trampa de los europeos y siguiendo el libreto de la industria armamentística de los grandes consorcios que pretende prolongar la guerra sin importarle los muertos en el campo de batalla.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski | Foto: Presidencia de Ucrania
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski | Foto: Presidencia de Ucrania

Entre tanto, el presidente ya ilegítimo de Ucrania sigue en su laberinto diezmando su juventud reclutada a la fuerza y conduciendo a su país a la inviabilidad. Con un futuro cuyos recursos naturales está formalmente vendida a Norteamérica y con una deuda impagable a mediano plazo. 

Los líderes europeos, Emmanuel Macron, Friedrich Merz y Keir Starmer, después de un encuentro de apoyo a Ucrania, en el viaje de retorno por tren exhiben un espectáculo con aditamentos y sustancias, avergonzando y deprimiendo la política europea, ¿o quizá no? Un liderazgo en decadencia que no es sino el reflejo del nivel y la calidad de la política europea decadente que grafica un continente que fue un faro de luz.  

La apoteósica conmemoración de la plaza mayor de Rusia con la asistencia de Xi Jinping, Luiz Inácio Lula y otros lideres mundiales ha dejado huella y direccionalidad de la influencia de Rusia en el escenario mundial. Así como la demostración de poder de China en Suiza nada menos que para constatar la rendición de Washington reculando en el órdago arancelario. Con lo que se abre un escenario de un cambio de paradigmas geopolíticos y científicos que renovarán de raíz todas las asignaturas conocidas. A prepararse pues.

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Colaborador de EL PERFIL
Profesor en Filosofía y Ciencias Sociales. Magíster en Docencia Universitaria y Doctor en Ciencias de la Educación. Ha editado más de 400 títulos.