Las enormes grietas geopolíticas están crujiendo, haciendo otros tramos hacia a un nuevo orden mundial, rompiendo con el pasado. Las de mayor calado golpean las endurecidas entendederas porque incluyen conceptos nuevos, ideas distintas y culturas diversa. De eso trata la prensa y el mundo intelectual día a día.
Para comenzar, resulta todavía difícil admitir y procesar que China, frente a la arremetida norteamericana imponiéndole los aranceles más altos a bienes importados de ese país, haya respondido con dura serenidad suscitando una conmoción de proporciones que ha hecho remecer el comercio habitual de toda la sociedad norteamericana.
Esta respuesta económica y política fuera del cálculo norteamericano no contó con la parsimonia China, cuyas medidas se enmarca en un plan de largo plazo. La respuesta y diálogo postergados por China forma parte de una estrategia fuera de todos los parámetros cultivados y practicados por el Tío Sam. Sus consecuencias están mostrando un giro epocal.
Está ocurriendo en medio de estos cambios globales donde se asoman zanjas geopolíticas que exige una reorientación total. Tanto que obliga el ejercicio de nuevos conceptos y la puesta en marcha de enfoques distintos. China ya no es un país exótico, lejano y tan distante, sino que está aquí y ahora en los dispositivos corrientes. Está golpeando a través de los mensajes y está preocupando a los que gobiernan a pesar de periodistas que se regodean con el pleito Trump-Musk.
El mundo está en guerra y decirlo parece exagerado. Se trata de toda Europa, tota Inglaterra y Estados Unidos, en Ucrania y contra Rusia eso sí es más elocuente y real. Porque eso es lo que está pasando. Completar lo dicho con la respuesta a la pregunta ¿Cuántas bases militares tienen estas potencias que se disputan el poder global? Los norteamericanos dicen poseer 160 bases militares distribuidos por todo el mundo. La misma pregunta respecto de China tendrá una respuesta de escándalo: una base militar.
¿Qué hace China para quitarle el sueño a la gran potencia nuclear? Es una nación extensa que tiene una población tan grande como India y ha desarrollado su industria de tal modo que se ha convertido en proveedora de todos los países del mundo. Todas las industrias punteras de mundo buscaron en este país mano de obra barata descuidando su manufactura y por tanto su ciencia e investigación. Y sin duda la encontraron.
Las grietas se siguen ensanchando entre la gran potencia por un lado y China, Rusia, India, Irán y Corea del Norte por el otro. Es cuando el mapa geopolítico constante y hasta perenne se está trastocando en los hechos acompasados con decisiones económicas, políticas y militares en el entramado de alianzas inéditas. Los desplazamientos de los ejércitos y los equipos por tierra aire y mar también con roles nuevos han sufridos tantos cambios en cuya cúspide aparecen hoy los drones.
Cualquier observador medianamente informado no puede desatender las mega obras en exclusas, puentes, regadíos, observatorios, trenes, puertos ferrocarriles, etc. en todos los continentes. Y la visita a la Universidad puntera de Tsinghua o Quinghua y su recepción a estudiantes de todo el mundo. Lo que hace ver mejor el trato de Trump a los universitarios de Harvard.
Alguien cazurro e inquisitivo preguntaría con saña ¿hay algo más? Sí y mucho. Un buen ejemplo es de las llamadas “tierras raras” que son los nuevos elementos químico sin los que no se hablarían de autos eléctricos y múltiples usos en inteligencia artificial. Algo que a las empresas más innovadoras les quita el sueño que China los procesa en más del 70% a nivel mundial.