El cerebro humano está desarrollado en un pequeño porcentaje para buscar su beneficio, y para superar adversidades u obstáculos. Cuando se apuesta el cerebro activa ciertas hormonas que producen la felicidad, haciendo que el cerebro genere dopamina a base de esta descarga de adrenalina tan pequeña.
Los juegos de azar, en especial aquellos que están en formatos digitales como las tragamonedas, están creados con el fin de explotar estas descargas de adrenalina neuronal, activando así el deseo de jugar en cada apuesta, cada giro de ruleta o máquina tragamonedas, activa circuitos neuronales que logran reforzar su comportamiento compulsivo.
El rol de la dopamina y la ilusión del control
El rol de la dopamina juega un papel muy importante dentro de la ludopatía, ya que es la hormona de la felicidad, la cual se puede presentar en nuestro sistema a la hora de realizar una acción satisfactoria para el cerebro y el cuerpo humano.
Cada vez que apuestas, el cerebro genera dopamina al sentir a una posible ganancia, iniciando una sensación de euforia en el cuerpo del individuo.
Estudios de trastornos comportamentales han demostrado que el “casi ganar” activa las mismas regiones cerebrales que una victoria real. Además, la ludopatía refuerza la “ilusión de control”: la creencia errónea de que nuestras acciones pueden afectar en un resultado aleatorio, como escoger números en la ruleta o detener una máquina tragamonedas en el momento “correcto”.
De las máquinas al algoritmo
Los casinos tradicionales ya explotaban estos principios psicológicos, pero las plataformas digitales los han llevado a otro nivel. A través de estudios digitales que se hacen por medio del algoritmo, los casinos en línea estudian de manera rigurosa aquellas cosas dentro del juego que enganchan cada vez más al jugador y no lo dejan salir, y aumentando esa necesidad compulsiva por seguir jugando.
Un claro ejemplo de estas son las tragamonedas que utilizan sistemas encriptados para garantizar que el resultado de la apuesta será totalmente al azar sin meterle mano al juego, solamente el jugador, dándole una sensación de control sobre el juego, o tienen muy en claro que puede enganchar más al jugador. Por ejemplo, muchas plataformas utilizan variable ratio reinforcement schedules (programas de refuerzo de razón variable), un sistema en el que las recompensas son impredecibles pero frecuentes, similar al funcionamiento de las máquinas tragamonedas. Este método, ampliamente estudiado en psicología conductual, es extremadamente efectivo para mantener el comportamiento compulsivo. Además, los juegos online incorporan elementos como bonos de tiempo limitado o “misiones diarias”, que aprovechan el miedo a perderse algo (FOMO, fear of missing out) para incentivar la repetición.
Más allá del juego, patrones que se repiten
Los mecanismos que hacen adictivo el juego no son exclusivos de los casinos. Las redes sociales, las compras online e incluso las aplicaciones de citas utilizan estrategias similares para mantenernos enganchados. Las notificaciones intermitentes, los “me gusta” y las recompensas aleatorias activan los mismos circuitos de dopamina que una apuesta.
Entender cómo funcionan estos patrones nos permite identificar cuándo estamos siendo manipulados por diseños adictivos. La clave está en la anticipación: si una actividad nos genera una necesidad constante de revisarla o repetirla, es probable que esté explotando nuestros sesgos neuroquímicos.
Reconocer la trampa y señales
Identificar la ludopatía en sus primeras etapas puede prevenir consecuencias graves. Algunas señales de alerta incluyen:
- Pensar constantemente en el juego.
- Apostar cantidades cada vez mayores para conseguir la misma emoción.
- Mentir sobre las pérdidas o el tiempo invertido.
- Usar el juego como escape a problemas emocionales.
Cuando no se tiene en cuenta que todo se puede convertir en un vicio, esto puede ser desastroso, y el que el cuerpo genere dopamina es base fundamental de la felicidad del ser humano, puesto que es la hormona que nos hace sentir bien, más, sin embargo, hay que tener en cuenta que es lo que la provoca, y que la ludopatía no se genera solo con la dopamina, sino con una combinación de acciones no sanas para el ser humano. Es importante destacar que estos juegos están diseñados exclusivamente para mayores de 18 años y tienen el potencial de generar adicción si no se manejan con cuidado. Por ello, como personas responsables tenemos que tener hábitos sanos y moderados para no caer en malos hábitos. Jugar juegos de azar no es malo mientras se haga con responsabilidad.