Gloria, de 38 años, tiene una niña de seis meses en la pancita. Desde que empezó la pandemia, ha tenido todos sus controles prenatales solo por teléfono. “Al inicio tuve los síntomas normales de un embarazo, como vómitos, mareos y malestares. Pero ahora, tengo miedo, la preocupación cada día es más fuerte”, señaló Gloria.
A solo tres meses de la llegada de su bebé. Gloria teme sufrir alguna complicación, pues luego de 12 años tendrá a su tercer hijo. “En julio empezaron mis controles prenatales vía telefónica y los tengo cada 15 días, pero el médico solo continúa preguntándome cómo me siento“, dijo.
El avance del coronavirus en nuestro país suspendió los controles prenatales de forma presencial. La mujer embarazada era revisada y le hacían varias pruebas para detectar situaciones que ponían en riesgo su salud, en el desarrollo del embarazo y en el parto. Estos exámenes, sin embargo, no son considerados una prioridad en este tiempo de pandemia. Las autoridades aún no tienen una solución clara para la atención prenatal.
Más de 60 mil mujeres embarazadas se contagiaron de COVID-19 en todo el continente americano, 458 de ellas fallecieron. En el Perú se ha registrado más de 19 mil mujeres embarazadas contagiadas, de la cuales 35 fallecieron en el proceso y posparto. Así lo informó la Organización Panamericana de la Salud. Pidió, además, intensificar las medidas para garantizar el acceso a los servicios de atención prenatal, debido a que en su reciente estudio reveló que hay un mayor riesgo entre las mujeres embarazadas de presentar situaciones graves de COVID-19 y, por lo tanto, son hospitalizadas o ingresan a unidades de cuidados intensivos.
A inicios de mayo, la decana del Colegio Nacional de Obstetras, Margarita Pérez, en una entrevista a Salud con lupa, explicó que esta situación puede generar un aumento de la mortalidad materna y neonatal. “Es grave que no haya controles prenatales porque dentro de las gestantes hay un grupo vulnerable al que se le debe hacer mayor seguimiento para evitar complicaciones del embarazo como la preeclampsia”, manifestó la decana.
El Instituto Nacional de Estadística e informática indicó que el 80% de los controles prenatales, aproximadamente, se realizaban en los establecimientos de salud primarios. El panorama, ahora, es distinto, las mujeres y sus bebés corren más riesgo al no contar con la atención necesaria y el contagio con el coronavirus.
Hasta la fecha, la Organización Mundial de Salud no se ha pronunciado sobre alguna evidencia en la transmisión madre-hijo de COVID-19, ni el virus en el líquido amniótico o en la leche materna de madres contagiadas. Sin embargo, las recomendaciones para un embarazo y parto seguro cada día son más estrictas.
A pesar de ello, Gloria va al mercado dos veces a la semana. Ella tiene que ayudar a su esposo y a sus dos hijos, uno de 15 y otro de 9 años. Gloria sigue las recomendaciones y evita estar a menos de un metro de distancia, usa siempre la mascarilla, se lava y desinfecta las manos y, sobre todo, no recibe a personas externas en su hogar de Santa Anita.
Las consultas telefónicas sobre sus controles prenatales son inmediatas, pero no suficientes. Gloria no necesita saber cómo esta ella, sino cómo está su bebe. Si está creciendo bien y fuerte. Si tendrá algún problema en el parto, cuando reciba a su bebé en sus brazos, en medio de esta pandemia.
El control y la calma mental es importante en estos tiempos y Gloria lo sabe, ahora más que nunca, porque tiene el apoyo familiar y lo más importante, lleva un bebé creciendo dentro de ella, por tercera vez. Su edad y el coronavirus son sus mayores temores en este proceso de la maternidad. Le angustia pensar en ello, en las condiciones que traerá a su primera hija, su princesa.