Lo detesté cuando se convirtió en congresista fujimorista, pero el tiempo, después de ese accidente, lo fue ubicando en el pedestal que merece. Pablo Macera será recordado por su gran aporte en activar la memoria de este país.
Hace unos pocos días me llené de nostalgia cuando encontré en mi estante de papeles un libro suyo para chicos de la secundaria que revisa la independencia y la república de esta comarca en formación.
Le saqué una foto al libro y la puse en Facebook con un breve texto y el gran ensayista Víctor Hurtado Oviedo comentó así mi mensaje:
“Macera fue mi profesor en 1970. Con algunos compañeros lo visitaba por entonces en su casa de la calle José Díaz, frente al Estadio Nacional, pero la casa ya no existe. Me hizo el honor de conocer a Jorge Basadre, cuando lo visitamos en su casa de la calle Orrantia, en San Isidro. Pablo, César Lévano y Jorge Vega fueron muy amigos. Macera era muy excéntrico, pero cordial con quienes lo incordiábamos con nuestras tertulias. Le envío un gran saludo”.
Macera fue un sanmarquino ilustre, con una inteligencia vibrante, como un fogonazo.
El también sanmarquino, también historiador Manuel Burga Díaz informó sobre su partida y soltó estás verdades: “Ha fallecido Pablo Macera, el historiador de la generación de los 50, el rebelde, innovador, impredecible e inteligente. Enjuició duramente nuestra historia republicana y la dejó de lado para estudiar el Perú indígena”.
Nació en Huacho. Estudió de niño en La Salle y de jovencito en el colegio Hipólito Unanue. A los 16 años ingresó a San Marcos, donde aprendió y enseñó.
Se fue este jueves después de una vida intensa y dedicada a tejer nuestro pasado.