Las elecciones municipales y regionales de este año nos dieron muchas sorpresas, en primer lugar, el fracaso irreversible del fujimorismo y del aprismo, con poquísimos alcaldes electos, y en donde ha pesado su indeleble asociación con mafias corruptas en las diversas esferas de la política nacional; en segundo lugar, nadie esperaba el triunfo de Jorge Muñoz en Lima Metropolitana, y que este voto arrastrara a otros candidatos desconocidos de Acción Popular, como María Cristina Nina, la nueva alcaldesa de San Juan de Miraflores y la única mujer en todo Lima, lo que nos da visos de que las mujeres siguen teniendo serios obstáculos para ocupar cargos de poder.
De 182 candidatas para las alcaldías provinciales, solo 8 fueron elegidas alcaldesas, y de 1071 candidatas para alcaldías distritales, solo 81 llegaron a ganar el puesto al que postulaban. Incluso hay regiones en donde no existe ninguna representación femenina ni distrital ni provincial como Pasco, Madre de Dios, Moquegua y Tacna. A pesar de un ligero aumento (4%) frente a las elecciones pasadas (2.9%), a representación femenina sigue siendo insuficiente y mínima, lo que repercute en la vida de las mujeres al no tener espacios de poder y decisión en donde mejorar la calidad de vida de otras mujeres.
