Este 2 de enero, la comunidad católica conmemora a San Basilio Magno, un obispo y doctor de la Iglesia cuya sabiduría y doctrina dejaron una profunda huella en la historia. Originario de Cesarea de Capadocia (actualmente en Turquía), fue conocido como «Magno» por su sabiduría y enseñó a los monjes la meditación de las Escrituras, el valor del trabajo en la obediencia y la importancia de la caridad fraterna. Su vida estuvo regida por las normas que él mismo redactó, las cuales aún inspiran a muchos. Falleció el 1 de enero de 379, dejando un legado invaluable en la educación de los fieles y en su incansable labor pastoral en favor de los desfavorecidos y enfermos.
En este día también se conmemora a su amigo, San Gregorio Nazianceno, quien fue obispo de Sancina y posteriormente de Nacianzo. Defensor apasionado de la divinidad del Verbo, su fervor y dedicación le valieron el título de «Teólogo». La Iglesia se regocija al celebrar la memoria de estos dos grandes doctores cuyo legado perdura a través del tiempo.
Además de San Basilio Magno y San Gregorio Nazianceno, también se celebra la fiesta de otros santos y mártires en este día:
- San Adalardo
- San Airaldo
- San Argeo
- San Bladulfo
- San Juan Bueno
- San Mainquino
- San Marcelino
- San Narciso
- San Silvestre
- San Telesforo
- San Teodoro
- San Vincenciano
- Beato Guillermo Repin
- Beato Lorenzo Batard
- Beato Marcolino Amanni
- Beata María Ana Soureau-Blondin
¿Qué es el santoral?
El santoral es el conjunto de personas veneradas en la Iglesia Católica como santos o beatos en una fecha del calendario determinada. Los santos son personas que han vivido una vida ejemplar de fe y caridad, y que han sido reconocidas como tales por la Iglesia. Los beatos son personas que han dado muestras de santidad, pero que aún no han sido canonizadas.
¿Cómo se convierten los santos?
El proceso de canonización es un proceso largo y complejo que puede durar siglos. El primer paso es la investigación del candidato a santo, para comprobar que su vida fue realmente ejemplar y que murió en estado de gracia. Si la investigación es positiva, el candidato es declarado venerable.
El siguiente paso es la beatificación, que es la declaración oficial de que el candidato es beato. Para ello, se necesita un milagro atribuido a la intercesión del candidato. Si el milagro es reconocido por la Iglesia, el candidato es beatificado.
El último paso es la canonización, que es la declaración oficial de que el candidato es santo. Para ello, se necesitan dos milagros atribuidos a la intercesión del candidato. Si los milagros son reconocidos por la Iglesia, el candidato es canonizado.