El 13 de junio de 2025, Nimuendajú, dirigida por la brasileña Tania Anaya, se estrenó en la sección Contrechamp del Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy.
Esta coproducción Brasil-Perú, un biopic animado en 2D, narra la vida de Curt Nimuendajú Unckel, un etnólogo alemán que vivió con los guaraní a principios del siglo XX y documentó casi 50 pueblos indígenas. En una entrevista en Annecy, Anaya, con un español impecable, habló sobre los 13 años de lucha para dar vida a esta obra experimental.
“Nimuendajú es un nombre guaraní que significa ‘aquel que ha encontrado su sitio en el mundo’”, explicó Anaya. La película sigue a Nimuendajú, bautizado por los guaraní en 1906, cuya investigación reveló la diversidad cultural de Brasil. “Mostró a la academia que había más diversidad de la que se pensaba”, afirmó. Inspirada por su documental previo sobre los maxakalí, uno de los grupos estudiados por Nimuendajú, Anaya creó una cinta que mezcla historia y antropología con un estilo visual único.

La coproducción con el estudio peruano Apus fue crucial. “Conocí a Gabriel Bonilla en Annecy hace años, durante un pitch. Su experiencia en animación para adultos y su interés en temas indígenas lo hicieron un aliado perfecto”, dijo. Tras ocho años de desarrollo, la colaboración fue fluida: “No hubo cambios estructurales, pero las personas que se suman siempre aportan nuevas posibilidades”. Bonilla contribuyó en animación, color, diseño de personajes y fondos, enriqueciendo el proyecto sin alterar su esencia.
El proceso técnico fue arduo debido al bajo presupuesto. “Todo fue complicado. Queríamos una estética más compleja, pero tuvimos que adaptarnos”, admitió Anaya. Para ahorrar, animaron a 8 cuadros por segundo en lugar de los 12 o 24 estándar. “Aunque prefería 12, con 8 quedó bien”, aseguró. Evitaron la rotoscopía pura, usando dibujos clave inspirados en rodajes en aldeas indígenas. “Los animadores, acostumbrados a estilos cartoon, tomaron clases para dibujar figuras naturalistas, como en un fresco”, explicó, citando la influencia de Egon Schiele.
Anaya, formada en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Federal de Minas Gerais, llegó a la animación por casualidad. “No conocía más que Disney hasta que vi trabajos del National Film Board de Canadá”, confesó. Fascinada por sus técnicas plásticas y sonoras, estudió en un núcleo de animación en su ciudad, colaborando con animadores canadienses. Desde entonces, ha trabajado en cortos como Ãgtux (2005) y documentales animados, pero Nimuendajú es su proyecto más ambicioso.
El contexto político brasileño marcó la producción. “Con Bolsonaro, cerraron todos los fondos para cine. La coproducción con Perú y el apoyo de Ibermedia nos salvaron”, dijo. Con Lula, “las políticas audiovisuales se reactivan, pero es lento”. La película, con 78 minutos de duración, es un testimonio de resistencia. “La gente piensa que la animación es fácil, pero esta es pequeña y experimental, y aun así tomó 13 años”, señaló Anaya.
Anaya presentó el proyecto en Annecy años atrás, en sesiones de pitch, donde conoció a Bonilla. “Fue aquí donde todo empezó a tomar forma”, recordó. La cinta, con un equipo de 50 animadores, combina delicadeza visual con tonos oscuros que reflejan la violencia contra los indígenas. La selección en Annecy fue un triunfo. “Teníamos el sueño de estrenar aquí, pero siempre es un misterio. Estábamos en mi casa cuando el distribuidor nos avisó”, relató. O2 Play, con derechos mundiales, busca socios en Francia, Perú, Alemania y América Latina. Peter Ketnath, actor alemán que da voz a Nimuendajú, participó en rodajes en aldeas y liderará la promoción en Alemania. No hay fechas confirmadas para México, Colombia o Perú, pero la cinta priorizará festivales antes de salas en Brasil.