Es una palabra corta, pero suele pronunciarse de forma alargada, en un grito de júbilo que suele hacerse esperar en 90 minutos. Gol. Con varias ‘o’ de más y alguna exclamación al final. Para los seguidores de la selección peruana de fútbol, en estas eliminatorias para el Mundial Catar 2022, se esperaron 52 minutos para el primer grito de gol (el primero de 19 celebraciones en 18 partidos), aquel 8 de octubre de 2020 en Paraguay; 486 minutos más para hacerlo en un triunfo, en Quito, ante Ecuador, y 127 minutos más para hacerlo en un triunfo en Lima, ante Venezuela, casi un año después, el 5 de setiembre de 2021.
“Ahora sí, Christian”, relataba el locutor Gino Bonatti, aquella noche, la segunda en la que se pudo tener público en las tribunas del Estadio Nacional (el quinto partido de local de la blanquirroja), y en la que el equipo de Ricardo Gareca sumó ocho puntos, con ocho goles en ocho partidos, un gol menos de los que logró Brasil solo en sus dos primeros partidos (cuatro goles en el segundo, ante Perú). En total, la selección marcó 12 goles en Lima y 7 más de visita en 11 partidos (en los otros siete no pudo anotar). Sin duda, el más esperado debe ser el del 13 de junio, 76 días después del partido ante Paraguay en el que Perú se ganó el derecho de jugar el repechaje.
Decía el escritor argentino Roberto Fontanarrosa que “el club es como la madre y la selección es la tía especial que todos tenemos”. Desde las eliminatorias a Rusia 2018, la selección es la tía piadosa, la que pide tener fe y que ha ido cumpliendo el ‘milagro’ de mantener viva la esperanza después de 18 partidos (1 620 minutos, más los tiempos extra). Alcanzar el quinto puesto de diez equipos ha sido mucho más que un premio consuelo para un plantel que, en esta clasificatoria, marcó igual cantidad de goles que Chile y menos goles que Colombia y Bolivia, equipos a los que superó en la tabla de posiciones. “Gol de la blanquirroja tuya, de la blanquirroja mía, de la blanquirroja nuestra…”, narró el locutor Freddy Cora, el último grito de gol peruano en esta eliminatoria.
Ocho jugadores se encargaron de las anotaciones peruanas con algunos datos curiosos: cada vez que Cueva marcó (cinco goles, el mayor anotador peruano en estas eliminatorias) el equipo ganó; los tres goles de Gianluca Lapadula fueron en los primeros 18 minutos, los tres tantos de André Carrillo fueron en los primeros dos partidos y Perú ha marcado tres goles en los últimos cinco minutos de tres partidos (dos triunfos y un empate). No hubo goles de penal, uno fue de tiro libre y cinco desde fuera del área. ¿Cuál habrá sido el más gritado?
¿El 1 a 0 de Carrillo, a los seis minutos, contra el poderoso Brasil que terminaría volteando el marcador? ¿El de Luis Advíncula ante Ecuador en el minuto 88, luego de tres partidos sin anotar? ¿La chalaca de Tapia frente a Uruguay con el retorno de público en el Estadio Nacional? ¿El gol de Cueva en el mismo escenario, ante Bolivia, aunque hiciera el gesto de silenciar a la tribuna? ¿El del mismo jugador, cinco días después, en Venezuela, que ya colocaba al equipo en zona de repechaje? ¿El de Edison Flores ante Colombia, a cinco minutos del final, en el tercer triunfo consecutivo de la blanquirroja? ¿El de Lapadula frente a Paraguay, a los cinco minutos, con el suspenso de pegar primero en el palo?
El de la selección peruana ha sido un camino largo, de casi 20 meses distribuidos en tres años esperando por un grito, un resultado y una clasificación a la que se llegó con altibajos: en la cuarta fecha ocupó el último lugar con un punto, pero acabó ganando cuatro de los últimos seis partidos, en los que marcó casi la mitad de sus goles en la eliminatoria. Superó a Colombia solo por un punto y terminó con diferencia de goles negativa (-3). Comparado con la eliminatoria a Rusia 2018, logró menos puntos (dos menos) y goles (ocho menos) que los que lo llevó al repechaje con Nueva Zelanda.
Al equipo dirigido por el otrora goleador de la selección argentina le podría bastar con un solo gol para clasificar a su segundo mundial de manera consecutiva. El periodista Miguel Villegas, de El Comercio, señala que el técnico “es el responsable de que el país se abrace como pocas veces en su historia”, dejando afónicos a periodistas e hinchas. El del 13 de junio puede ser el grito de gol de mayor distancia (Catar, donde se jugará el partido, está a 14 061 kilómetros de Perú) y el más postergado de la selección, el gol número veinte luego de una eliminatoria de casi 20 meses en las que Gareca le reiteró a la afición una palabra más corta que gol, pero tan necesaria para repetir el milagro del 2018: fe.