Estados Unidos y el Reino Unido llevaron a cabo ataques aéreos contra posiciones hutíes en Yemen el jueves por la noche, en respuesta a los ataques de este grupo contra barcos mercantes en el Mar Rojo.
Los ataques de EEUU y el Reino Unido han tenido como objetivo instalaciones militares en varias ciudades controladas por los hutíes, como la capital, Saná, la ciudad portuaria de Al Hudaydah, y las provincias de Saada, Dhamar, Taiz y Hajjah. Según el Pentágono, los ataques tuvieron como objetivo radares e infraestructura diseñada para lanzar drones y misiles.
En respuesta a los bombardeos, los hutíes declararon la guerra a Estados Unidos y al Reino Unido.
“La batalla será más grande, y más allá de la imaginación y las expectativas de los estadounidenses y los británicos. Es una guerra abierta”, dijo el miembro del buró político de los hutíes, Ali al Quhom.
Por su parte, el viceministro de Relaciones Exteriores hutí, Hussein Al-Ezzi, alertó que "Estados Unidos y Gran Bretaña deben estar preparados para pagar un alto precio y soportar las duras consecuencias de esta agresión".
Los bombardeos han sido condenados por Irán, que es partidario de los hutíes. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Nasser Kanani, dijo que los ataques son una "acción arbitraria" y una "violación flagrante de la soberanía" de Yemen. “Estos ataques arbitrarios no tendrán otro resultado que alimentar la inseguridad y la inestabilidad en la región”, agregó Kananí.
Moscú, por su parte, ha acusado a Londres y Washington de una "escalada" destructiva.
Los ataques de EEUU y el Reino Unido han provocado una escalada del conflicto en Oriente Medio, que ya está siendo alimentado por la guerra entre Israel y Hamás. Los ataques podrían llevar a una mayor confrontación entre Estados Unidos e Irán, y podrían poner en peligro el suministro de petróleo del Golfo Pérsico.
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