Para el régimen saudí, Jamal Khashoggi significaba una incomodidad permanente que necesitaba ser erradicada. Las críticas no le venían nada bien al régimen de Arabia Saudita, mucho menos al príncipe heredero y ministro de Defensa, Mohammed bin Salman. Un príncipe con luces y sombras. Principal impulsador de reformas económicas y sociales, pero también de destierros a opositores y la presunta ‘cabeza saudí’ de la desaparición de Jamal Khashoggi.
Ayer el gobierno confirmó que el periodista había sido asesinado durante su visita al consulado saudí en Estambul, Turquía.
Según versión oficial, Khashoggi fue asesinado tras haber sido protagonista de ‘una acalorada pelea’ que concluyó posteriormente con su muerte.
¿Entonces Khashoggi fue asesinado a golpes por una simple riña? Arabia Saudita necesita hacer creer dicha información, ya que ‘asesinado por encargo’ es un término que el gobierno saudí no quiere ni puede aceptar. Un término que no le conviene al régimen del rey Salmán bin Abdulaziz, ni mucho menos al príncipe heredero Mohammed bin Salman.
TORTURADO Y ASESINADO
El diario turco ‘Yeni Safak’ afirmó conocer que Jamal Kashoggi había sido torturado y decapitado por agentes saudíes. Por su parte, las autoridades turcas acusan a Riad de haber ordenado asesinar al periodista.
El ‘Washington Post’, diario en el que trabajaba Kashoggi, se había sumado a estas declaraciones informando que sabían de la existencia de grabaciones sonoras y de un video que probaba que el periodista había sido ‘interrogado, torturado y asesinado’ en el interior del consulado.
Esto significaría no solo una imperdonable acción saudí, sino que demostraría, una vez más, que el régimen del rey Salmán no perdona absolutamente a nadie.
Recordemos que el pasado 2 de octubre, el periodista Jamal Kashoggi había sido visto por última vez entrando al consulado saudí en Estambul.
Posteriormente, el diario turco Sabah, afirmaba que la investigación ‘ya no se centraba en localizar al periodista Kashoggi, sino sus restos’.