Este año transcurre en medio de conmociones. Concluirá la guerra manipulada y dirigida desastrosamente por la OTAN y capitaneada por el presidente norteamericano Joe Biden, que no pudo vencer a Rusia en Ucrania, contra todos los pronósticos de los agoreros de siempre.
Es apenas el comienzo. En medio del dantesco incendio de Los Ángeles, que ha arrasado las casas de las estrellas de la meca del cine de donde salieron despavoridos más de 150 mil personas huyendo del fuego y, como si fuera nada, el presidente saliente de la primera potencia, en medio del tumulto, declara que “está feliz por el nacimiento de su nieto” frente a la prensa y el mundo. Y el incendio continúa sin ser controlado.
Las novedades no se detienen. Cuando la prensa esperaba impaciente las declaraciones del presidente electo Donald Trump, faltando diez días para llegar a la Casa Blanca, inunda el espacio geopolítico con sus ideas de apropiase del Canal de Panamá, la anexión de Canadá como un estado más, la compra de Groenlandia y con la amenaza a México de imponerle el 20 % de aranceles.

Estas declaraciones, que desmienten la muerte del imperialismo, han tenido un fuerte impacto político suscitando un cambio de rumbo en el quehacer de los analistas y sobre todo poniendo a prueba el talante esclarecedor de la renovadora prensa alternativa que día a día aporta un grano de verdad cotejada. Es una hora decisiva para darle rumbo nuevo a la noticia en tanto que las redes sigan pegadas a los fake news.
Desde nuestras realidades y horizontes no es difícil colegir que el patio trasero es hoy más que nunca importante para la preservación el Imperio. ¿Están el Estado y la clase política preparados para afrontar un futuro lleno de incógnitas y problemas irresueltos? No.
No existe un Estado peruano con poderes para asumir la defensa de los recursos naturales, el patrimonio y la seguridad nacional, porque el verdadero poder, radica en los capitales financieros y económicos están y está fuera de sus fronteras. Lo que queda del Estado burocrático en manos de la delincuencia prostituida con evidencias de desorganización moral y social hace imposible vislumbrar un futuro deseable para nuestros hijos.
La prensa “crítica” existente colmada de titulares atosigada de anécdotas y datos irrisorios sobre el mediocre gobierno anterior tenía algo de consistencia y bastaba. Pero hoy el avisaje infaltable, los negocios y las medias verdades rentables pesan mucho más que la necesidad de informar con verdad y con sentido para contribuir a la cultura del lector. Las afiladas críticas, los dardos punzantes y las frases hechas del oficio no eran sino disfraces para capturar lectores incautos. Para el periodismo peruano no tiene relevancia lo que acontece en el mundo, no importan las innovaciones en curso que señalan el cambio de época y, en fin, ya no importa el destino de la sociedad peruana.

El 2025 será un año de sobresaltos y novedades. En el plano científico y tecnológico apuntalado por la tecnología militar que Rusia ha deslumbrado a Occidente con el lanzamiento del del misil Avellano que supera todo armamento existente en su género, los drones y el uso táctico-estratégico coordinado en el campo.
En el plano militar la estrategia de las guerras modernas ensayadas durante tres años de guerra en un Ucrania entre la OTAN y Rusia. En el campo geopolítico la reconfiguración del mapa mundial y sus interconexiones con los conflictos en ciernes en un mundo tripolar con impacto sin precedentes en ciencia, tecnología, geopolítica y sociedad. En el campo socio cultural empujarán a la escuelas y universidades a cambiar profundamente el diseño y administración de los laboratorios, planeamiento de los procesos de aprendizaje pivotado por nuevos ejes disciplinares y el ejercicio de las profesiones emergentes en el mundo digital y sus consecuencias.