Comienza el reacomodo y la puesta en práctica de los mejores esfuerzos de los padres de todas las condiciones, en especial de los sectores de menores recursos que siempre han visto con esperanza el futuro de sus hijos a través de la educación.
Este punto es razón suficiente para volver cada tanto a la pregunta acerca de cuánto puede hacer la psicología por ofrecer sus mejores propuestas.
Nunca será mejor valorado el primer encuentro empático delprofesor, psicólogo o tutor para acercarse a sus alumnos con una sonrisa y bonhomía a fin de encontrar una respuesta que le abra las puertas a un espíritu juguetón y travieso.
Teniendo en cuenta sin prejuicios que la característica lúdicade los niños es sin duda una señal de la manera cómo se enfrenta a un mundo que irá descubriendo con impaciencia.
Nunca será valorado y sobre todo evaluado cabalmente lo mucho que les importa a los escoleres ser escuchados por sus profesores, aunque en apariencia no parezca que tuvieran los recurso para percatarse de este detalle.
Es cuando el niño ha encontrado un grano de confianza y seguridad en sus profesores. Un bien mucho más valioso de los datos que les hacen repetir, aunque no sirvan para las pruebas Pisa. Algo que le seguirá doliendo a la burocracia sensible, si es que existe.
La comunidad social, la escuela y los docentes deben destinar un poco de su tiempo a pensar que la vida en la escuela crea lazos memorables e indelebles. Es necesario fortalecer estos lazos fomentando el diálogo entre padres y profesores, mejorando la calidad de los aprendizajes de la matemática, afinando la cuantificación de los datos que se usan, mejorando el modo de comunicación científica en química, biología y bioquímica usando ejemplos simples de uso diario.
La comunidad escolar tiene un entorno inmediato y más amplio que está limitado solo por la calidad de la docencia. Cuanto mayor sea la amplitud de la mirada docente para empalmar con la historia, la economía y los grandes problemas que conciernen al mundo en cambio será mejor percibido por los estudiantes que siempre están dispuestos a inquietarse por las novedades.
En este sentido la motivación no consiste en relatos que llenan los libros al uso sino en la comunión diaria con el mundo en movimiento. Es la educación activa.
Hay un factor que muchas veces pasa inadvertido y a veces como un inevitable impedimento y es cuando las redes opacan y matan la tarea del profesor. Y por qué no, los celulares interfieren incansablemente con la “sacrosanta” tarea del profesor ceñido a los cánones en la docencia pensada para el tiempo que dejó de existir.
Lo que ocurre es una cosa simple y cruel como aquello de constatar, si se abren las entendederas, este mundo escolar, el de hoy, es diferente, su estructura psicológica es diferente, sus motivaciones son diferentes y el mundo que ven venir a diario los estudiantes no son los que los mayores ven.
La costumbre arraigada en las percepciones, los deseos y las expectativas hechas a la medida de los medios y de la propaganda diaria son como una segunda naturaleza que impide liberarse fácilmente. Bastaría observar con cuidado los modos de cómo se vienen imponiendo la comunicación no verbal en los grupos de jóvenes y los distintos modos que van configurando su orientación.
Han comenzado las clases y todos somos testigos, como pocas veces antes, que las generaciones de las redes sociales serán protagonistas de un mundo del empleo de nuevas carreras profesionales. Un mundo de dificultades inéditas que exige la invención constante del entramado tejido en las redes sociales cuyas leyes aún desconocemos.
Para concluir: Los organismos internacionales ligados a la educación están conformados por redes burocráticas en crisis tal como lo está Europa cuya filosofía y ciencia ya no sirven para entender y explicar el mundo que vivimos. No le sirve al tercer mundo como para construir la sociedad en proceso. ¿Qué hacer?