He escuchado que, en esta cuarentena, muchos se están acercando a Jesús. Cuidado. No vayan a contagiarlo.
Hay que creer y mucho en que saldremos de esto. En que después de esto la salud ya no será el negocio de los miserables que pregonan las asociaciones público-privadas para hacerse ricos.
Hay que creer en que la educación pública debe recibir de presupuesto el 6% del PBI, tal como lo propuso el Acuerdo Nacional. No es posible que los padres de familia tienen que organizar polladas para pintar las aulas.
Hay que creer también que los que se están haciendo ricos robando en plena emergencia con la venta de mascarillas, alimentos, ventiladores mecánicos irán a acompañar a Keiko y a Susana a la cárcel.
No hay otra forma de caminar al futuro que creyendo en ideales y peleando con optimismo.
Eso de esperar la solidaridad de los multimillonarios no es luchar sino coronarte de ingenuo. Hace falta mucha plata para combatir el virus y el impuesto a los ricos tiene que darse. Es por el bien de ellos mismos.
Los días que se acercan no serán los mejores; pero ya llegará el día en que digamos: "Le estamos ganando".
El presidente Vizcarra, quien hace lo que puede, confirmó que hoy, día 42 de la emergencia, hay 554 peruanos muy graves auxiliados por ventiladores mecánicos. El contagio sigue creciendo y trepó a más de 27 500.
Tiene razón César Hildebrandt: "El mundo que se ha venido abajo es de derechas". "No habrá futuro sin un cierto grado de socialismo en la redistribución".