Keiko perdió con Humala en el 2011 y aceptó su derrota. Keiko perdió con PPK en el 2016 y gritó fraude. En aquel año, el partido de Keiko, Fuerza Popular, había logrado 73 congresistas; pero Keiko siguió gritando fraude y con esos 73 congresistas le hizo la vida imposible a PPK, quien se vio obligado a renunciar. Entró Vizcarra.
Con 73 parlamentarios, Keiko, pudiendo demostrar al país que su partido sabe gobernar, realizó un obstruccionismo político nunca visto. Ni el Partido Aprista Peruano fue tan miserable con Belaunde. Pero alguien dijo “basta”. Vizcarra y el expremier Salvador del Solar disolvieron el Congreso con 73 fujimoristas dentro.
Keiko siguió golpeando al Gobierno tanto que vacó a Vizcarra y luego ayudó para que Merino llegara a Palacio. Los ciudadanos reaccionaron y sacaron a Merino. Hubo víctimas. Hasta ahora no están en la cárcel los que asesinaron a Inti Sotelo y Brian Pintado. Entró Sagasti.
Los fujimoristas se reagruparon y no dejaron trabajar a Sagasti y convirtieron en meme a Vizcarra. En el 2021, Keiko estaba segura de ganar las elecciones. Todo estaba a su favor. De toda la lista de candidatos, solo podía ganarle a Castillo y compitió con Castillo; pero perdió. Increíble.
Keiko no aceptó la derrota como en los tiempos cuando había perdido con PPK e hizo tal alboroto que hasta ahora estamos viendo las consecuencias. Sería bueno que aparezca alguien como Salvador del Solar que ayude a salir de este caos. Alguien lo suficientemente valiente. Los fujimoristas y los que parecen fujimoristas no quieren gobernar. Quieren caos, más caos mejor. En el caos, en la inestabilidad, ganan los narcotraficantes y los corruptos de todos los colores. Este Congreso es uno de los peores de la historia. Tiene que aparecer alguien con ánimo de esparcir insecticida en el Parlamento.