El líder juvenil Gabriel Salazar recuerda en esta edición que Daniel Urresti fue un fuerte represor de los jóvenes que luchaban contra la denominada Ley Pulpín. Ganaron los jóvenes.
Es cierto: Eran tiempos en que Urresti era el hombre fuerte del expresidente Ollanta Humala y era el que daba las órdenes para perseguir jóvenes rebeldes, mientras los empresarios decían: Hay que darles con más fuerza.
Hubo plantones y marchas, manifestaciones de todo tipo y Urresti defendía la postura de Humala, quien quería hacer polvo los derechos de los trabajadores más jóvenes en busca de aplausos de los grandes empresarios que finalmente lo ningunearon y lo sacaron de taco de la fiesta a la que había entrado sin tarjeta de invitación.
La democracia para Urresti es una palabra que no entra en su diccionario de militar, de general bravo, que ahora quiere hacer de las suyas desde el sillón que desprestigia Castañeda.
Algún día dije que me gustaba su forma de trolear a Keiko Fujimori y todos sus seguidores que tienen el mismo lenguaje de Becerril, pero no es suficiente para ser alcalde.
Al final, son los ciudadanos los que decidirán mañana. Cualquier cosa puede pasar. Si hace 4 años la mayoría eligió a Castañeda, ese hombre que piensa con el bolsillo, qué podemos esperar si son los mismos los que elegirán.
Hoy, en la noche, las encuestadoras sabrán si Jorge Muñoz, quien ha subido considerablemente, ha logrado alcanzar al exministro del Interior. Todo es posible.
Ha sido absuelto Urresti, pero esto no le da carta libre para ganar. Estos días se ha recordado el asesinato del periodista Hugo Bustíos y ese recuerdo, además de la denuncia de violación a una campesina, pueden jugar en su contra. Veremos.