El presidente de la república, Pedro Castillo, participó este martes en la 76° asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, donde recalcó la necesidad de establecer un nuevo contrato social, comprometió al Perú con medidas medioambientales, criticó la poca cooperación multilateral y condenó al terrorismo.
Castillo desarrolló su asfixiante agenda el último día de la gira: luego de su intervención en la ONU, sostuvo una reunión con el presidente del Banco Mundial (BM), David Malpass, y con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Clavercone. Tras estas reuniones, también tuvo una junta con la gerenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Giorgeva.
Llegó al Perú a las 6 de la mañana de este miércoles. Lo aguardaban una vorágine de críticas. Las más feroces se dan por su reunión con Nicolás Maduro y la propuesta de este para coordinar el retorno masivo de inmigrantes a Venezuela. Mientras que muchas otras se centran en su vestimenta y modo de hablar y/o leer.
Castillo llegó el martes por la mañana a la sede de las Naciones Unidas al lado de Óscar Maúrtua y fue recibido por el secretario general, Antonio Guterres. Por la mañana todos los espectadores vieron cómo el jefe de estado se retiró justo cuando Jair Bolsonaro, su homólogo de Brasil y ultraderechista acérrimo, tomaba la palabra. Bolsonaro, en dicho discurso, renegó del distanciamiento social y los certificados de vacunación requeridos para ingresar a ciertos países y algunos de sus servicios.
Unos cuarenta manifestantes llegaron para brindarle su apoyo al mandatario peruano a los exteriores de la sede de la ONU, en Nueva York.
Alrededor de la 1 de la tarde, Castillo se reunió con el presidente del BM, David Malpass, quien más tarde indicó que el organismo que preside "está listo para ayudar al Perú a reformar su código tributario para así mejorar el acceso y la calidad de los servicios públicos".
Un par de horas más tarde, cerca de las 3, Castillo iniciaba su discurso con la indicación de que el mundo vive ahora signado por la inestabilidad y la incertidumbre”. Con el infaltable sombrero chotano y la voz algo titubeante, añadió que la voluntad soberana había votado en el Perú por un cambio social. “El Perú presenta indicadores de desigualdad y exclusión extremos (…). Por ello, es necesaria una transformación social que permita a todos los peruanos y peruanas gozar de sus derechos económicos y sociales”, dijo.
Una de las frases que resonó en el auditorio de las Naciones Unidas fue que “el mundo pospandemia establece un nuevo contrato social”. Asimismo, consideró que en el Perú también se requiere uno “que asegure la gobernabilidad democrática con paz y cohesión social y que logre reducir drásticamente la pobreza y eliminar la pobreza extrema y deje en el pasado la exclusión y el racismo como limitantes al acceso igualitario al Estado y al mercado”.
Castillo aprovechó el espacio para criticar duramente la incapacidad que tiene el sistema internacional para cooperar mediante la solidaridad. “La cooperación multilateral es aún el gran ausente en la lucha contra la covid-19”, señaló.
Y como respuesta, lanzó una propuesta que ya había tenido eco en el pasado electoral del Perú: “Quiero plantear, en nombre del Perú, la firma de un acuerdo mundial entre los jefes de estado y los propietarios de las patentes para garantizar el acceso universal a las vacunas para todos los habitantes del planeta sin discriminación ni privilegios”.
Habló, también, de la soberanía alimentaria de la región, considerando que el hambre cero debe ser prioridad para la ONU. Enfatizó, además, que se debe apoyar siempre la capacidad de pequeños productores, para así aumentar la producción de alimentos.
El llamado a velar y trabajar por la igualdad de género no se hizo esperar, pues Castillo se refirió a este indicando que se debe establecer una equidad de género concreta. “Hay que eliminar todos los obstáculos jurídicos, sociales y económicas que impiden el empoderamiento de las mujeres y las niñas”, señaló.
En cuanto al medioambiente, Castillo realizó compromisos importantes: “El Perú asume la meta de convertirse un país de carbono neutral al 2050”, dijo. También se comprometió a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del 30% al 40%, con miras al 2030. “Mi gobierno declarará la emergencia climática nacional”, agregó al final de este segmento.
“Condenamos y rechazamos el terrorismo en todas sus formas”, dijo Castillo para reafirmar su lucha firme contra este grave mal que enlutó al país. “El terrorismo nunca ha sido ni será un medio para la transformación social. La violencia solo genera destrucción, violaciones a los derechos humanos, y sus víctimas son los más pobres y los desposeídos”, reflexionó el jefe de Estado.
Como maestro rural, en el discurso de Castillo no faltaron las referencias a la educación y a los alumnos del mundo, con mención especial por los millones de niños que están sin escolarización debido a la pandemia. Cerró su discurso con una frase sustancial: “Como maestro, como gobierno, debo decirles: Hay que invertir educación, porque un pueblo educado jamás será engañado”.
Al retirarse de la sede de la ONU, a las 5 de la tarde, Castillo tuvo una cita con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone. Allí, conversaron sobre la reactivación económica en las regiones, en los sectores de salud, educación, saneamiento y transportes, y más. Después de esta reunión, Castillo conversó con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Giorgieva.
Un día antes, el lunes, Castillo se había reunido con la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Dra. Carissa F. Etienne. Como resultado de dicha junta, el mandatario informó que la OPS tiene la predisposición para que más vacunas se encaminen pronto al Perú. Desde el metro que lo llevó de Washington a Nueva York, y rodeado de los viajeros cotidianos acostumbrados al trajín de la Gran Manzana, Castillo también adelantó para el micrófono inquisidor de TVPerú, que su discurso en la ONU sería un llamado a la paz, a la tranquilidad y a la unidad de los pueblos.
Durante su ausencia, las críticas a Pedro Castillo se han acumulado en demasía. Están los que, con racismo, hablan mal de su forma de hablar y su lentitud para leer. También hay quienes los han comparado con Cantinflas. Lo cierto es que lo más controversial, y con justificación, es el anuncio que realizó Nicolás Maduro.
“Le estuve hablando al presidente Pedro Castillo del plan Vuelta a la Patria; tenemos más de 42.000 venezolanos inscritos para volver desde el Perú y hemos acordado hacer una coordinación entre Gobiernos de Perú y Venezuela para un plan Vuelta a la Patria masivo”, señaló el mandatario venezolano para el canal nacional VTV.
La conversación se habría realizado durante la cumbre de la CELAC, en México, lugar en donde Castillo estuvo hasta el último domingo.
Es importante mencionar que el Perú alberga a cerca de un millón de venezolanos, siendo el segundo país con mayor cantidad de migrantes provenientes de dicha nación solo después de Colombia.
Maduro, además, indicó que había conversado con Castillo con el fin de mostrarle su interés en comprar algunos productos de la industria peruana, especialmente agropecuarios, así como de reactivar el comercio.