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Este artículo es de hace 3 años

Los agujeros del fondo de estabilización del GLP

Lamentablemente desde el proceso de privatización de las empresas públicas del sector de hidrocarburos, se privatizaron a “precios de remate” filiales rentables de PetroPerú, empresas como Solgás.
Jorge Manco Zaconetti

En verdad, en el problema del gas licuado de petróleo (GLP) se experimentan de forma recurrente las consecuencias de la privatización de la empresa Solgás, filial rentable de PetroPerú que fue vendida en 1992 por el irrisorio precio de 8.4 millones de dólares. En aquel tiempo, Solgás determinaba el 40 % del mercado del GLP a nivel país, tenía nueve plantas de envasado en el territorio nacional, y era una empresa rentable.

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En el 2015, la española Repsol vendió la mayoría accionaria de Solgás a la chilena Abastible del grupo Copec, por más de 230 millones de dólares, y ahora controla el 30 % del mercado, es más rentable aun vendiendo el balón de 10 kilos GLP por encima de los S/ 60 soles. Precio prohibitivo para los sectores populares.

Lamentablemente desde el proceso de privatización de las empresas públicas del sector de hidrocarburos, se privatizaron a “precios de remate” filiales rentables de PetroPerú empresas como Solgás, las estaciones de servicios, 78 grifos que hoy resultan necesarios para compensar el poder de mercado de las empresas privadas.

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También se privatizaron la refinería La Pampilla que tiene el mercado de Lima como principal activo, al igual que los lotes petroleros y una empresa naviera como Transoceánica que con sus buques era la responsable de trasladar el crudo y derivados en los principales terminales del país. También se vendió el buque gasero Maquía que transportaba el GLP.

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Hoy, el Estado no tiene un mecanismo efectivo para amortiguar y regular las subidas del precio de mercado y derivados como el GLP salvo el subsidio focalizado como el Bono Gas financiado por el FISE, Fondo de Inclusión Social Energético que favorece a 800 mil familias con un bono de 20 soles por la compra de un balón del gas licuado.

El gobierno urgido por los altos precios del balón del GLP en la primera semana de setiembre ha vuelto a introducir al combustible en el llamado Fondo de Estabilización que había sido eliminado en abril del 2020, el cual constituye un subsidio ciego, que favorecerá tanto a los sectores populares como a los sectores acomodados.

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Tanto el responsable del sector de energía y minas, como el de economía y finanzas han apostado por el regreso del GLP al Fondo de Estabilización, un mecanismo de subsidio indiscriminado, que según el Osinergmin organismo regulador, le costaría al fisco entre 2 millones a 4 millones de soles diarios por concepto de un subsidio ciego.

Si de subsidios se trata en esta época de “vacas flacas” hubiese sido preferible fortalecer y ampliar el Bono Gas para llegar directamente a los más pobres que no pueden pagar S/ 60 soles o más por un balón de 10 kilos de GLP.

CARICATURA DE MASIFICACIÓN

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Hemos señalado de manera recurrente que en el largo plazo solamente la masificación del gas natural a lo largo y ancho del país, nos librará de la dependencia de los derivados del petróleo como el GLP. Siempre y cuando exista una decisión y voluntad política y una negociación estratégica con las empresas que conforman el Consorcio Camisea.

Existe una relación inversa entre el consumo del GLP y la masificación del gas natural. Se puede afirmar que a una mayor masificación del gas natural menor será la demanda relativa del gas licuado de petróleo (GLP), como sucedió en Bolivia que nacionalizó los hidrocarburos desde el 2006 y donde se aplican importantes subsidios a los combustibles.

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En el país existe una caricatura de masificación del gas natural pues de los campos de Camisea, lotes 88, 56, y 57 se extraen un promedio de 1,700 millones de pies cúbicos diarios de gas natural, y en Lima – Callao la demanda residencial no supera los 13 millones de pies cúbicos por día, pues el negocio está pensado en los grandes consumidores de gas natural como las empresas de generación eléctrica, grandes industrias y la exportación de gas en buques metaneros, sobre todo.

En realidad, hay varios mecanismos de mercado para reducir el precio del balón del GLP. El tradicional y beneficioso para las empresas productoras, refinerías e importadoras sería el Fondo de Estabilización de Combustibles, con el alto costo fiscal incluido. El otro es el subsidio directo, por medio de la ampliación del Bono Gas para más peruanos, que sería más económico y focalizado.

SOBREGANANCIAS CON GLP

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Desde el punto de vista del consumidor resulta importante reconocer las anomalías y perversiones en la fijación del precio del gas licuado de petróleo, cuestión que debiera captar el interés del organismo regulador.

En el mercado del GLP operan las empresas productoras de los líquidos de gas natural (LGN) que explican el 80 % de la demanda interna del gas licuado de petróleo. La más importante es Pluspetrol Plus Corporation (PPC) que procesa los líquidos de los lotes 88, 56 y 57 (Gran Camisea).

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Aquí, es importante destacar que los precios de los líquidos son por lo menos de 10 dólares por barril más baratos en relación con los precios del petróleo. Sin embargo, en la fijación de los precios del GLP por medio de los precios de referencia, llamados “paridad de importación” nos venden el GLP como si todo el combustible fuera procesado en base al petróleo crudo e importado de Estados Unidos.

Es decir, en la determinación de los precios de los combustibles a nivel local se simula una importación eficiente desde el Golfo de Texas, con los costos y gastos que ello incluye, puesto en el Callao. Lo curioso es que el 80 % del GLP demandado en el mercado peruano proviene de los lotes de Camisea. Aquí “nos venden gato por liebre”.

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Por ello, el precio productor se lleva la parte del león del precio final, con una renta diferencial, apropiada a costa del consumidor. Así, si el precio al consumidor final es de 53 soles el balón de 10 kilos, por lo menos 33 a 34 soles incluidos impuestos, resultan explicando el precio productor. El resto, son los costos y ganancias del almacenamiento, envasado, distribución mayorista y minorista, más el margen de los locales de venta al consumidor final.

Por ello, el establecimiento del Fondo de Estabilización no afecta para nada las sobreganancias que está obteniendo el Consorcio Camisea de la explotación de los líquidos de gas natural de los lotes 88, 56 y 57. De allí, que el gobierno del profesor Castillo no se diferencia de los gobiernos anteriores. ¡La misma receta liberal con subsidios ciegos a nombre de un gobierno de izquierda!

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