El Perú venció de nuevo en las calles, plazas y avenidas. Ahora busca su destino: una democracia genuina. Honor y gloria a los jóvenes valientes que dieron su vida por la patria y cárcel para esos asesinos.
Hoy, domingo, con un sol tibio, los peruanos celebran; pero también están entristecidos por los caídos. ¡Nunca más un muerto!
Se va Manuel Merino repudiado por los mejores peruanos, sobre todo, por los jóvenes. Los jóvenes nos han dado una gran lección. Su valentía, su insistencia jugaron un papel importante. Esto es por ellos.
La lucha de los jóvenes llena de optimismo ahora que el Perú entra a su Bicentenario. Hay mucho por hacer, claro. Esos congresistas, comechados, esos cómplices de Merino, deben irse a sus casas.
La lucha por una democracia genuina no ha terminado. Esa Constitución de Fujimori y Montesinos también debe caer.