El presidente Martín Vizcarra presentó hoy, al final de su discurso por 28 de Julio, un proyecto de ley de reforma constitucional para cortar el periodo congresal y presidencial al 2020, es decir, para cerrar el Parlamento y dejar el sillón presidencial a otro.
El Parlamento más desprestigiado de la historia está obligado a someter este pedido presidencial al voto y, luego de esa aprobación, el proyecto presidencial deberá ser sometido a referéndum antes de fin de año.
Si se cumplen todos los plazos tendremos elecciones generales (de congresistas y de la plancha presidencial) en abril del 2020, de modo que en julio del próximo año el país contará con nuevos congresistas y nuevo mandatario.
Los congresistas apapachados y los otros tienen la posibilidad de rechazar, mediante el voto la propuesta de Vizcarra, pero de hacerlo harán que la calle se indignaría más con consecuencias nada agradables para el país.
Lo de Vizcarra es una respuesta constitucional porque los congresistas fujiapristas, apoyados por otros, han desnaturalizado sus proyectos de reforma política que había planteado el 28 de julio del 2018, entre los que estaba el de la inmunidad parlamentaria.
El embajador y observador político Oswaldo de Rivero dijo que la decisión de Vizcarra es acertada, refinada e inteligente porque la decisión de cerrar el Congreso la tomará el pueblo mediante un referendo.
“Yo he planteado varias veces esta posibilidad. Me parece bien. No se trata de un cierre del Congreso abrupto que mucha gente podría calificar de golpe de Estado, sino una medida constitucional que permite a los ciudadanos decidir el cierre del Parlamento mediante el referendo”, sostuvo.
El jurista Antonio Castillo, quien considera acertada la decisión del mandatario, indicó que la izquierda debió plantear esta medida.
“Han pedido la oportunidad, por estar distraídos en cosas sin mayor transcendencia nacional. Bueno, el mandatario lo ha planteado, en el marco de lo establecido en el artículo 206 de la Constitución Política, y está muy bien”, recalcó.