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Este artículo es de hace 3 años

Realidad virtual en el periodismo

Son varias las explicaciones para entender por qué no despega esta tecnología en nuestro país: la carencia de políticas públicas, la no inclusión en su currícula de estudios de temas vinculados a la comunicación aumentada, la falta de inversión en innovación y desarrollo tecnológica, entre otros.
Carlos Fernández García

Las tiradas de los diarios han descendido estrepitosamente. El diarismo impreso ha sentido el impacto de la repercusión del Internet como canal tecnológico del quehacer periodístico. La fecha de caducidad parece estar cada vez más cerca. La única forma en la que el impreso cobre una segunda vida es hermanar los contenidos impresos y digitales, gracias a la realidad aumentada.

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La realidad aumentada (término acuñado por Caudell y Mizell en 1992) es una tecnología híbrida que consiste en vincular el mundo real con el mundo virtual, en un mismo campo visual, al que accedemos a través de un Smartphone, una Tablet o unas gafas especiales. La realidad aumentada y el periodismo unen fuerzas para contar historias reales, contextualizándolas con contenido virtual, por lo general encriptado, escondido.

Esta nueva narrativa apuesta por un mundo real-virtual, donde la realidad física está signada por la inclusión de elementos virtuales 2D y 3D que aparecen superpuestos con capas virtuales delante de los impresos periodísticos. La realidad aumentada y el periodismo de papel son producto de una simbiosis que acopla lo mejor de ambos mundos; empero, no sustituye la realidad de ninguna manera.

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La primera publicación en realidad aumentada la realizó la revista Layar (2011) de la entonces plataforma holandesa (hoy perteneciente del grupo Blippar), donde la portada cobraba vida.  En mi artículo científico Experiencias de Realidad Aumentada en los medios de comunicación impresos en el Perú hacemos una breve reseña sobre los momentos más importantes del “periodismo aumentado”. Solo basta contar con un teléfono con cámara y la aplicación a emplear.

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No es noticia que el periodismo internacional emplee contenidos aumentados para complementar, expandir, ensanchar y aumentar los contenidos noticiosos en el impreso. La AR conecta contenidos del papel y los vincula con material aumentado como vídeos, carrusel de fotos, 3D animados, máscaras o filtros, gracias a las técnicas del “target tracker”.

Los fanáticos de Harry Potter ven cristalizado su sueño de contar con un diario, donde las noticias cobran vida, gracias a la magia de la realidad aumentada como en El Profeta. Imagínese usted, coloca el teléfono sobre la foto del periódico y se activa el vídeo de la repetición del último gol de Lapadula, conversar con José de San Martín sobre el impacto del bicentenario, ingresar a un portal AR para visitar el lago Titicaca o darle a comer a un Tiranosaurio Rex (una dieta de frutas claro está).

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Son múltiples las experiencias de realidad aumentada que se han presentado en los periódicos. Aquí una muestra: EsquirreTimeNew York Times (EE.UU), The Guardian (Reino Unido), Wallpaper (Reino Unido), BBC (Reino Unido), El País (España), Fotogramas (España), Taiwan’s United Daily News (China), Grazia (Italia),SZ-Magazín (Alemania), Metro Herald (Canadá), Vancouver Metro (Canadá), Burnaby Now (Canadá), The Star (Malasia), Tiempo(Colombia), Reporte ÍndigoCinco Días (México), La Prensa (Panamá) y Sette(Italia).

En el Perú, la lista resulta mucho más escueta y misérrima: Verbum (2011), Asia Sur (2014) del Grupo Editorial AS, Cosas(2015), Kipu(2017) y 15 minutos (2017), muchas de ellas desarrolladas en aulas universitarias, pero de manera muy esporádica.

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Son varias las explicaciones para entender por qué no despega esta tecnología en nuestro país: la carencia de políticas públicas, la no inclusión en su currícula de estudios de temas vinculados a la comunicación aumentada, la falta de inversión en innovación y desarrollo tecnológico, entre otros.

Como colofón podríamos decir que, frente a la amenaza de una posible extinción del periodismo impreso, el diarismo de realidad aumentada podría significar un segundo debut para el soporte de papel.

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