En muchos espacios de trabajo, universidades e incluso reuniones sociales, la corbata y los zapatos formales han dejado de ser la norma. Hoy, cada vez más códigos de vestimenta apuestan por lo relajado, lo cómodo y lo auténtico. Pero vestir de manera casual no significa descuidar la imagen: la diferencia entre un look improvisado y uno bien pensado muchas veces está en los pies.
El calzado se ha convertido en un puente entre la comodidad y la elegancia. Puede dar frescura a un conjunto demasiado serio o aportar estructura a uno que, de otro modo, se verÃa demasiado desordenado. La clave está en elegir el par adecuado para cada ocasión.
Zapatillas: el nuevo uniforme del business casual
Hace una década, hubiera sido impensable llevar zapatillas a la oficina. Hoy, en cambio, son una pieza central del business casual. Diseños sobrios, en colores neutros y con lÃneas limpias, se han ganado un espacio legÃtimo en reuniones de trabajo, coworkings y salidas con los compañeros.
La apuesta es clara: menos estridencia y más versatilidad. Combinar unas zapatillas de tono blanco, negro o gris con pantalones chinos o incluso con un traje relajado logra un equilibrio entre formalidad y frescura.

Dentro de esta tendencia, las zapatillas hombre ocupan un lugar especial. Son cómodas, modernas y suficientemente versátiles para acompañar distintos escenarios en un mismo dÃa. Un buen par puede llevarte de una reunión importante por la mañana a una cena casual por la noche, siempre que el modelo sea limpio, bien confeccionado y fácil de mantener en buen estado.
Porque aquà está el detalle: la versatilidad no sirve de nada si el calzado luce descuidado. Una suela desgastada o manchas visibles pueden arruinar incluso el mejor de los conjuntos. Mantenerlas limpias y en buen estado es tan importante como elegir un buen diseño.
Botas: estructura y carácter
Cuando la ocasión pide un poco más de formalidad, las botas son el recurso perfecto. Ni tan rÃgidas como los zapatos clásicos, ni tan informales como un par de zapatillas, las botas logran ese balance que transmite presencia sin exagerar.
Un par de botas de caña media, en cuero o gamuza, combinadas con jeans oscuros o pantalones de vestir, puede transformar un look relajado en uno mucho más sofisticado. Además, ofrecen estabilidad y comodidad durante largas jornadas, lo que las convierte en una opción práctica y estilosa al mismo tiempo.

La clave para acertar
Saber interpretar un dress code relajado es un arte. Un evento académico con jóvenes creativos probablemente dé más libertad para arriesgar con colores y diseños; en cambio, una reunión con clientes exigirá sobriedad y tonos neutros. El contexto dicta la regla.
Tener en el armario un par de zapatillas minimalistas, unas zapatillas hombre en tonos clásicos y unas botas elegantes garantiza cubrir casi cualquier escenario sin complicaciones. Con esta base, es posible moverse con naturalidad entre distintos ambientes, sin perder estilo ni comodidad.
La tendencia hacia códigos más relajados no significa restar importancia a la presentación personal. Al contrario: invita a encontrar un equilibrio donde el calzado es protagonista.
Tanto las zapatillas como las botas ofrecen herramientas para proyectar confianza y autenticidad sin sacrificar confort. En un mundo que valora lo práctico pero aprecia el detalle, los pies también hablan, y lo que digan dependerá de las elecciones que hagamos cada mañana.