Este 17 de enero, la Iglesia Católica conmemora a San Antonio Abad, también conocido como San Antonio el Grande, un destacado ermitaño egipcio del siglo III. Su vida estuvo marcada por su búsqueda de la perfección y la vida ascética.
Nacido en una familia acomodada, Antonio fue impactado por las palabras de Jesús sobre la perfección, vendiendo todas sus posesiones y llevando una vida de retiro inicialmente en su aldea. Sin embargo, se retiró aún más al desierto para buscar una vida solitaria y ascética, aprendiendo de un anciano llamado Pablo las prácticas eremíticas.
Su elección de residir entre tumbas antiguas fue una declaración profética, desafiando las supersticiones de su tiempo sobre los cementerios y proclamando la redención de Cristo sobre toda la creación. Su fama creció rápidamente, atrayendo a numerosos seguidores con los que formó comunidades de oración y trabajo en el desierto.
A pesar de esta obra exitosa, Antonio buscó una mayor soledad y participó en debates teológicos en Alejandría, aunque no era un hombre educado. Su legado se preserva en anécdotas conocidas como “apotegmas” que revelan su espiritualidad profunda, fiel a la esencia de la revelación evangélica.
San Antonio Abad murió alrededor del año 356 en las laderas del monte Colzim, cerca del mar Rojo, alcanzando una edad avanzada y dejando una influencia duradera en la vida monástica temprana. Aunque no era un erudito, su vida encarnó el ideal monástico de despojamiento y búsqueda de la esencia de la práctica cristiana, una vida centrada en el bautismo y el desapego de lo mundano.
Además de San Antonio Abad, también se celebra la fiesta de otros santos y mártires en este día:
- San Jenaro Sánchez Delgadillo
- San Julián Saba
- San Marcelo obispo
- Santa Roselina
- San Sulpicio Pío
- Beato Gamalberto
¿Qué es el santoral?
El santoral es el conjunto de personas veneradas en la Iglesia Católica como santos o beatos en una fecha del calendario determinada. Los santos son personas que han vivido una vida ejemplar de fe y caridad, y que han sido reconocidas como tales por la Iglesia. Los beatos son personas que han dado muestras de santidad, pero que aún no han sido canonizadas.
¿Cómo se convierten los santos?
El proceso de canonización es un proceso largo y complejo que puede durar siglos. El primer paso es la investigación del candidato a santo, para comprobar que su vida fue realmente ejemplar y que murió en estado de gracia. Si la investigación es positiva, el candidato es declarado venerable.
El siguiente paso es la beatificación, que es la declaración oficial de que el candidato es beato. Para ello, se necesita un milagro atribuido a la intercesión del candidato. Si el milagro es reconocido por la Iglesia, el candidato es beatificado.
El último paso es la canonización, que es la declaración oficial de que el candidato es santo. Para ello, se necesitan dos milagros atribuidos a la intercesión del candidato. Si los milagros son reconocidos por la Iglesia, el candidato es canonizado.