La barcelonesa, después de varios episodios de salud, dejó de existir en el hospital San Pau. Un salto para atrás para los geniales repertorios alemán e italiano en el Teatro Municipal de Basilea y en la Ópera de Bremen, cuando Caballé, en sus 28 años, el 7 de enero de 1962, debutaba con esplendor en Barcelona, su ciudad natal. Para siempre el Gran Teatro del Liceau, donde debutó, se convertiría en su segunda casa.
El diario el País, recuerda lo que comentó el compositor y crítico Xavier Montsalvatge en su crónica del estreno: "Es admirable que Montserrat Caballé, formada artísticamente en el Conservatorio del Liceo, haya escogido para su primera manifestación ante nuestro público una obra tan tremendamente difícil que le obligó a emplear a fondo sus mejores facultades, sin contar con la compensación de los aplausos que podían haberle procurado una Bohéme, una Tosca o cualquier ópera italiana, con la que ha encandilado repetidamente el entusiasmo de muchos públicos". Y añadía: "Su voz es clara, limpia, de un timbre que, sin ser penetrante, puede traspasar sin dificultad esta especie de ‘barrera del sonido' que es la orquesta de Strauss, que se interpone entre los cantantes y el auditorio. Debe ser por la confianza que tiene la artista en el volumen de su voz que a veces la emplea con circunspección, complaciéndose en los pianos, en sutilizar el fraseo, cosa que, si bien le permite conseguir inflexiones expresivas de una belleza extraordinaria, la aproxima demasiado a los timbres orquestales, con los que llega a confundirse (como quizá hubiese deseado Strauss). Montserrat Caballé es una gran intérprete, no solamente, por la clase de su voz, sino también por haber superado todo cuanto necesita dominar una cantante de ópera.
Su dicción es de una musicalidad exquisita. Se mueve en la escena con aplomo, sobriedad y calma, pero jamás inexpresivamente. El espectador tiene la sensación de que ve y escucha una artista formada en la mejor escuela de canto, poseedora de una experiencia de las tablas considerable. ¡Qué agradable comprobar que esto lo ha conseguido una artista nuestra en plena juventud!".
Y cómo no recordar su dúo con Freddie Mercury con el tema "Barcelona", para las olimpiadas del 92, donde toda España se quedó perpleja de este choque de talentos.
Diferentes personalidades han lamentado esta pérdida de la voz de plata. Monserrat Caballé se nos fue y el mundo quedó sin la voz que unía los ángeles con la ópera.