La directora mexicana Cecilia Andalón se encuentra en un momento emocionante de su carrera. Su obra se presentó recientemente en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Guadalajara. En una charla abierta, Cecilia comparte detalles sobre la producción de “Dolores” y sus expectativas.
Sobre si se esperaba esta expectación en Guadalajara, responde: “La verdad es que no. Estoy muy emocionada, vino muchísima gente, parte del crew y otras personas que ya estaban esperando poder ver el cortometraje. Estoy muy feliz por ello”.
La producción de “Dolores” se llevó a cabo en el Taller del Chucho dirigido por Angélica Lares, un lugar significativo para el equipo. “La producción fue aquí cerca, en el Taller del Chucho, lo cual es muy simbólico para nosotros. Estar tan cerca de donde animamos todo el corto es muy significativo”, comenta Cecilia.
Cecilia describe el cortometraje como la historia de una niña extrovertida que lleva a dos amigas a jugar en un maizal, donde comienzan a ocurrir cosas extrañas. “Hay un gran incendio dentro de una tumba de tiro, un lugar subterráneo típico del occidente de México. Allí, la niña encuentra seres peculiares que quieren jugar con ella”, explica Cecilia.
Uno de los planos más espectaculares del cortometraje es un círculo que recuerda a la estética de Matrix. Cecilia nos cuenta sobre el desafío que representó: “Inicialmente, pensamos en construir un riel especial solo para ese plano, pero lo descartamos por la logística. Afortunadamente, regresamos a esa idea y, aunque fue complicado, logramos realizarlo”. Este plano en particular tomó semana y media de animación y otras tres semanas de programación.
Sobre el por qué los dientes de la niña están estropeados, señala que “No tiene un significado preciso, pero hay una cosita agridulce en la historia que queríamos mantener en ese detalle. Queríamos que Dolores se viera como una niña mexicana con esas características”, aclara Cecilia.
Algo a destacar también de la fisonomía del personaje son los ojos, realizados por Ángel Meléndez, que son un sello distintivo del cortometraje y del taller. Cecilia menciona que este detalle artístico continúa la tradición de otros trabajos, como los de Rita Basulto en “Humo”.
Otro detalle del corto es el armadillo, un personaje del cortometraje, tiene un trasfondo cultural interesante. “En algunas culturas prehispánicas, el armadillo era una deidad relacionada con la muerte. Además, son animales que buscan la oscuridad, lo que lo hizo el personaje ideal para convivir en la tumba de tiro”, explica Cecilia.
Sobre qué significa el FICG para Cecilia, nos indica que “Es una plataforma increíble, un gran festival, y que se haga aquí en Guadalajara, donde realizamos el cortometraje, es significativo”, afirma Cecilia. La proximidad del festival al Taller del Chucho y a las tumbas de tiro, presentes también en la trama del cortometraje, añade una capa de profundidad y conexión cultural.
Cecilia menciona que “Dolores” seguirá su ruta en otros festivales. “Estamos seleccionados en el Festival de Huesca, y seguimos aplicando para otros. Ya veremos qué tal nos va”, concluye con entusiasmo.