Los cometidos grandes o pequeños y las empresas prominentes o modestas sólo adquieren sentido cuando enseñan a pensar y compartir. Y el periodismo de investigación que hizo y hace Gustavo Gorriti como una forma de vida está ceñida a la búsqueda de la verdad de cara a la realidad en un mundo en mutación.
¿De qué se trata? Nada más y nada menos de investigar y comunicar con honestidad sobre hechos relevantes que por su impacto en la sociedad merecen atención. Abrir el horizonte de los enfoques impidiendo perderse en nimiedades y buscando sin pausa iluminar los acontecimientos. Es lo que los modestos lectores esperamos.
Es el mejor de los tiempos no solo porque la verdad debe imponerse y el peor porque el costo para quienes lo descubren y difunden es carísimo. Y este breve y nutrido conjunto de artículos lleva por título del último apartado: El mejor y el peor de los tiempos. Ensayos sobre el oficio periodístico, Planeta 2024.
Tuve la oportunidad de verlo en el Patio de Letras de la Ciudad Universitaria de San Marcos cuando derrotó limpiamente al Búfalo Pacheco, terror de los grupos de izquierda, con acertada destreza en artes marciales. Búfalo Pacheco se incorporó casi somnoliento para tomar su moto Lambretta y alejarse derrotado. Era la época de la mayor furia y declive del movimiento aprista en la universidad.

Años más tarde a partir de sus inicios en Caretas en 1981 su tarea fundamental y quizá única es la investigación periodística. No es poca cosa trabajar en el centro neurálgico del periodismo que es la búsqueda, hallazgo y verificación de la noticia como tarea acuciante que nunca termina. Los lectores atentos saben lo que significa y las consecuencias que le han traído a sus protagonistas en todas las latitudes.
La investigación periodista es una disciplina que exige estándares de contrastabilidad como ocurre con todas las disciplinas del mundo académico. Exigencia que en las universidades peruanas se han devaluado hasta el deterioro como en el caso de los bachilleratos automáticos y titulaciones sin tesis.
Los avatares periodísticos de Gorriti han tenido la virtud de transitar entre la constante y diaria práctica de hallazgos y cotejos previos y la rigurosa formación académica y es en este punto donde radica la relevancia de “Sendero. Historia de la guerra milenaria en el Perú”, su primer libro.
Y el libro que hoy reseñamos tiene el frescor de una prosa legible sin tropiezos y nutrido de encuentros periodísticos con periodista de respetada trayectoria profesional y académica. Rememora enseñanzas que dan cuenta de una tarea donde el investigador se juega el pellejo en cada tramo de la aventura de ser testigo, observador, analista y sobre todo portador de aquellas memorables e insoportables verdades de hechos.
Es un volumen muy bien editado, breve y escrito al borde del canto de los augurios falsos sobre la inminente desaparición de los libros de papel. Justo cuando se enfrenta la crisis del periodismo escrito en papel que ha impactado con mayor fuerza en el periodismo de investigación. Y a pesar de la maquinaria propagandística disfrazada de noticia que circula como oro a la vista de los palurdos. También es un libro testimonial y de recuerdos de algunos hechos que sin proponérselo muestra un perfil inédito de su autor quien se esfuerza en dirigir los reflectores sobre periodista señeros y duchos siempre en lo suyo, sin un instante de tegua a la ampulosidad y la verborrea.