José Matos Mar (1921 - 2015). Antropólogo peruano nacido en Ayacucho. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad de París en la Escuela Práctica de Altos Estudios. Fue profesor, director del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1947-1969) y Profesor Emérito. Profesor del Seminario de Estudios Interdisciplinarios de la Licenciatura de Estudios Latinoamericanos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entidad que le otorgó el Doctorado honoris causa. Recibió la Orden del Sol del Perú.
Fundador y director del Instituto de Estudios Peruanos por 20 años a partir de 1964. Estudioso inimitable del mundo andino, autor de más de 4 decenas de libros de amplia difusión. Sus investigaciones y ejemplo docente siguen aguijoneando a los investigadores interesados en los destinos del Perú. El núcleo de su visión está incólume en Desborde popular y crisis del Estado. El nuevo rostro del Perú en la década de 1880. Señaló un rumbo decisivo y tuvo el valor de cambiar el norte de los cánones de las ciencias sociales desbrozando los grandes problemas con el vigor de nuevos métodos.
Este espoleo a la mentalidad conservadora todavía sigue atizando la búsqueda de respuestas a los problemas que planteó al margen de la influencia de las sofisticaciones intelectualistas. Se encenderá sin duda el debate esperado que las ciencias sociales locales merecen entre la interpretación y la comprensión por un lado y la explicación y el análisis racional y realista por el otro. Entre el análisis cualitativo cerrado y las explicaciones causales y mecanísmicas. Entonces se pondrá al descubierto los negocios educacionales plétora de bachilleratos, maestrías y doctorados que se sienten escarnecidos por el elemental escrutinio.
Vuelve a reverberar la pregunta ¿Y los libros profesor? Sí, los libros cuya puerta grande tuvo el coraje de abrir para andar un camino que recorrió con parsimonia andina. La espera continúa en la tarea para valorar los quilates del aporte editorial de Matos Mar. Editó más de 250 volúmenes que impactaron por la calidad de las ideas para entender la realidad peruana. Llegará el momento para pensar, analizar, cuantificar y medir el impacto de este concierto cognitivo y creativo promotor de intelectuales y políticos en una época decisiva para el Perú. Ninguno como él conoció los resortes intelectuales e innovadores de los libros en los lectores jóvenes a quienes les dedicó tiempo no solo en las aulas universitarias sino en el trabajo de campo y en la promoción de las becas que les recomendó y gestionó con una generosidad encomiástica. Llegarán jóvenes que aquilatarán, pensarán y sentirán como él para imaginar el Perú como proyecto a fin de superar la rapiña que padecemos.
¿Y la investigación? Sí, la investigación que en nuestros días y años mueren lentamente con el bachillerato automático y las tesis de corta-pega por todos conocida. Que la Fiscal de la Nación, nada menos, se niega mostrar la suya por temor a los críticos como si fuese una joya personal y atesorada relevada del escrutinio ciudadano. Una ofensa al sentido común universitario. ¿Temor al escarnecimiento? Triste historia de nuestra universidad denigrada por quienes debería dar el ejemplo.
El poder creativo de Matos brilló al estilo Evans Pritchard en el trabajo de campo como todo antropólogo científico y al estilo John Murra cuando pensó el mundo andino con inusitado poder conceptual y de observación. Se dio el trabajo de recorrer enormes parajes de costa a sierra a lomo de caballo durante largas travesías, premunido de su visión del Perú contrastando persistentemente sus conjeturas. Lejos de la cháchara insustancial materia prima de los mamotretos pesados con portadas adornadas de pan de oro los anaqueles y las bibliotecas de quienes pasan por intelectuales. Matos está vivo incitándonos desde las aulas, desde Ayacucho, desde Puno, desde el desborde popular.
Las cualidades de José Matos son poco comunes en el mundo académico y la vida ciudadana a los que se entregó sin cálculo. Con vocación para reunir en un esfuerzo unitario enfoque y acción. Pasión y emoción por el Perú hasta convertir el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) en organización inteligente para pensar y hacer. No fue un intelectual huraño acotado en sus intereses personales, todo lo contrario, fue interactivo y cooperante. El IEP bajo su liderazgo fue un concierto organizacional activo por más de 20 años que luego dejó u obligado a dejar sin pena porque era desprendido y lejano a las posesiones.
En la forja de Instituto le acompañaron Aníbal Quijano, Alberto Escobar, Augusto Salazar Bondy, Jorge Bravo Bresani, José María Arguedas y John V. Murra y María Rostworowski. Matos destacaba porque era un realizador, un demiurgo clásico, un conductor y un maestro universitario impulsor de la ciencia en todos los terrenos lejos del academicismo vacuo y el exhibicionismo intelectualista para los anaqueles y la venta. Si algún parecido buscáramos allí están el pequeño gran editor, autor y librero parisino Maspero y el gran observador, biólogo, naturalista Darwin. No perdamos la esperanza que los nuevos sanmarquinos que llegarán rastrearán sus huellas para retomar las señales de su herencia.
No llamó la atención el cambio de rumbo del IEP. Después de su salida vino el poco fervor por el mundo andino savia de su trabajo. Su tesis de grado procedía de sus estudios de campo sobre la cuenca del río Cañete, Tupe: una comunidad del área cultural del Kauki y poco después obtuvo el doctorado con la tesis La Estructura Económica de una Comunidad Andina: Taquile, una isla del Lago Titicaca, en 1958. Sería inquietante indagar cómo construyó su enfoque.
Puso la mirada certera en las barriadas de Lima e identificó como pocos el carácter de un país cholo, con un enfoque novedoso interdisciplinar en coordinación con médicos, sociólogos, lingüistas, economistas, etnólogos etc. Siempre llevado por su pasión hacia el mundo andino y los mecanismos de dominación persistentes con optimismo para desvelar sus resortes. Tenía que haber sido un amor entrañable para que esa pasión andina se haya convertido en una herencia fecundante y promotora nacida de los conjuros de la academia más productiva del mundo occidental y la paciencia cognitiva andina para mover el talento.
No sería irreverente preguntar a estas alturas acerca de cómo es que esta institución que Matos creó haya ido inclinándose al elitismo intelectual y ha ido alejándose de aquel realismo que miraba el Perú como sistema y el mundo andino como parte inextricable de él. Por ahora bastaría una revisión comparativa de las publicaciones de los años aurorales de Matos y aquellas posteriores y actuales enfatizando los vectores del pensamiento social del fundador. La matriz disciplinar, el enfoque, los conceptos y las teorías son los que definen un programa. ¿Hubo cambio de giro?
Tiempo habrá. El estudio es por demás atrayente y paradigmático el personaje a quien no le era extraño recorrer los enormes parajes como el Guamán andino para retomar las aulas en San Marcos y en seguida disfrutar los días de editor de libros que cambiaron el pensamiento social peruano como pocos. Es tarea de los jóvenes científicos sociales: rescatar el hilo conductor de su pensamiento a la luz de las herramientas conceptuales actuales.