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Memorias de una amistad intelectual hecha de emociones y acciones 

Leonard Mlodinow y Stephen Hawking escribieron entre ambos dos memorables libros Una breve historia del tiempo y El gran diseño. Esta es una breve recensión del estupendo trabajo de Mlodinow Memorias de una amistad y apuntes de física, Crítica 2024.
Lucas Lavado

Leonard Mlodinow, físico y matemático profesor en el Instituto de Tecnología de California Caltech. Guionista de Star Trek y autor de notables trabajos de divulgación científica como Las lagartijas no hacen preguntas 2016 y Emocional 2022. Sus notables encuentros e investigaciones colaborativas donde Stephen Hawking trece años mayor, se implica a fondo en el trabajo y fallece el 14 de marzo de 2018.  

Escribieron entre ambos dos memorables libros Una breve historia del tiempo y El gran diseño. Esta es una breve recensión del estupendo trabajo de Mlodinow Memorias de una amistad y apuntes de física, Crítica 2024. Puede ser leído de un tirón para una visión sinóptica del entramado de reflexiones y emociones pletóricas de experiencias e hipótesis a la luz de su inigualable labor surgida a partir de la propuesta del físico de Oxford. 

Surge de una inteligente trama de conexiones cognitivas y emocionales. Genera respuestas elocuentes acerca de cómo era aquel personaje inigualable sin pasar por alto sobre qué es lo hacen en esencia los físicos teóricos. Un encuentro humano memorable con un científico que apenas movía los músculos de la cara, nunca amargado y siempre por encima de sus discapacidades con inusual tenacidad. Enfrenado sin dilaciones los retos de cada día con humor incluido los desplazamientos entre Oxford y Caltech. 

Mlodinow fue testigo excepcional de su claridad y lucidez mental que le permitió compartir la idea de que en física una teoría es verdad o no lo es hasta toparse con la famosa teoría de todo, que Einstein denominó la teoría del campo unificado que aún está en camino. El libro que ambos diseñaron y escribieron está matizado con divertidos paseos en bote a través del rio Cam que a Hawking le encantaba. Completado con cenas en las que le decía “por favor, escoge el vino” con el optimismo de siempre. 

Conviene entender que se trata de una ciencia que consiste en el dominio de conceptos más que de la observación, la cuestión consiste en plantear problemas más que de resolverlos, porque lo que realmente importa son las buenas preguntas dado que ellas anticipan la respuesta porque las preguntas bien hechas determinan las respuestas. Es algo que a veces se entiende sólo mucho después de haber trabajado y gastado tiempo en escribir libros sobre cómo elaborar tesis con el “menos esfuerzo posible”. Una frase con la que se vende. 

Este apasionante encuentro académico permite atisbar la explicación de las tareas centrales de las grandes ciencias que tienen mucho en común si se piensa cómo fueron construidas gracias a Darwin, Hubble y Lamaitre. Es lo que Hawking entendió en sus años den Cambridge. Así como Newton se apropió del catalejo, Hawking se apropió del cálculo matemático de Penrose que le señaló el camino firme cuya fortaleza radicaba en conciliar teorías contradictorias como la relatividad general y teoría cuántica. 

Profundamente inserto en la historia de la ciencia y de la filosofía con una ambición de hacer una nueva filosofía de la física intentando comprender la naturaleza de la realidad y el comportamiento del universo. Y cada idea que le surgía y la forma de decirlo debería tener impacto como cuando investigaba los agujeros negros para llegar a lo que hoy se llama radiación Hawking

Consciente de su finitud, trabajó si cesar contra el tiempo como todo genio creando un nuevo lenguaje geométrico que para algunos problemas de la física era más poderoso que las ecuaciones. Mlodinow muestra a un hombre con un cuerpo maltrecho, pero de la entereza moral y una valentía intelectual que se abrió camino en medio de gigantes con brillantes intelectual. Tuvo como maestros, amigos y críticos a Murray Gell-Mann y Richard Feinmann y su respuesta simple a la pregunta de porque no le dieron el Premio Nobel era: “necesito observarlo”. La corroboración llegó después, pero los fallecidos ya no acceden al PN. 

Mlodinow nos presenta a un intelectual que despliega una energía capaz de conquistar su lugar el mundo de la física lidiando con gigantes y compartiendo sus conocimientos. A un hombre capaz de inspirar emociones como el afecto y cariño con quienes interactuaba y a la luz del perfil de su biógrafo parecía no tener edad pese a la atención de cuidados personales de 24 horas y consumiendo más 40 pastillas diarias y con la compañía de tres esposas sucesivas.  

Las obras sobre la vida de los científicos y sus rutilantes logos expuestos y reseñados serían muy recortadas si se descuentan la resistencia inicial a la aceptación de sus tesis. Su modo de pensar la física mediante imágenes y no solo mediante ecuaciones y el logro indiscutible de divulgación científica como lo es La brevísima historia del tiempo ocupa lugar central en la historia de la ciencia. El paradigmático esfuerzo interdisciplinar finaliza con El gran diseño. Los lectores dirán lo suyo.

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Colaborador de EL PERFIL
Profesor en Filosofía y Ciencias Sociales. Magíster en Docencia Universitaria y Doctor en Ciencias de la Educación. Ha editado más de 400 títulos.