El valeroso presidente de la Asociación Nacional de Integración de Transportistas, Martín Valeriano, lloró de indignación. Lloró y fue claro en decir que el responsable de la ola de extorsiones y asesinatos es el gobierno. “Este gobierno no se preocupa en atender a la población que se desangra”, dijo en medio del llanto en el Congreso, a donde llegó una nutrida marcha de transportistas encabezada por él para exigir que se frene los asesinatos y las extorsiones.
Martín Valeriano se repuso y aseguró que seguirá luchando hasta el final incluso ofreciendo su vida y, como para que escuche la congresista fujimorista Patricia Juárez, quien estaba al lado suyo en la misma mesa congresal, dijo que ahora hay leyes que favorecen a los delincuentes. Tiene razón el dirigente transportista porque los congresistas favorecen a los criminales.
Los transportistas están en pie de lucha porque Dina Boluarte y los parlamentarios mantienen una alianza perversa y no laboran a favor de la gente que está amenazada por la delincuencia, sino para proteger sus propios intereses. Boluarte mantiene al ministro del Interior sospechoso de todo porque la ayuda con sus problemas judiciales y los congresistas delincuentes aprueban leyes a favor de sus iguales.
El paro convocado por los transportistas fue un éxito y es muy probable que otros sectores de la población, que también son víctimas de los criminales, reaccionen y se sumen a las protestas justas en Lima y en otras ciudades importantes. Los comerciantes de Gamarra se solidarizaron con la lucha de los transportistas y exigieron que el gobierno cumpla con su deber de garantizar la seguridad de los peruanos.
La deslegitimada gestión de Boluarte se vio obligada a anunciar la ampliación del penal de Challapalca para los condenados por secuestro, extorsión y sicariato y a declarar estado de emergencia por sesenta días en los distritos limeños de Ate, Villa El Salvador, Ancón, Puente Piedra, Comas, Carabayllo, Independencia, San Martín de Porres, Los Olivos, San Juan de Lurigancho y Lurigancho-Chosica; también Ventanilla, del Callao. Pura finta en realidad, desesperación, porque el gobierno está atado de manos. Son los congresistas los que manejan este país a su antojo creando leyes para blindarse. Boluarte no tiene voz ni mando. Lo que se viene es una mayor reacción ciudadana y lo que debe hacer Boluarte es largarse. Su clamorosa incompetencia se nota en su ausencia cuando hay que resolver graves problemas.