Lento pero seguro. Luis Advíncula forma oficialmente parte de Boca Juniors, luego de que el equipo “Xeneize” comprara su pase al recién ascendido Rayo Vallecano por un total de 2.500.000 euros. La llegada de “el rayo” a Ezeiza demoró pero al fin tocó puerto, pues las cláusulas pedidas por el lateral derecho fueron aceptadas. El peruano llega para hacerse dueño de la banda diestra de Boca.
Advíncula, surgido de Juan Aurich, explotó como profesional en Sporting Cristal, equipo en el que pasó de ser delantero a lateral derecho por mando de Roberto Mosquera. Ahora, tendrá su segunda etapa en Argentina: jugó en Newell’s en 2015. Además, tuvo pasos por el Hoffeinheim de Alemania, Bursarspor de Turquía, Ponte Preta de Brasil, Tavriya de Ucrania, Vitoria Setubal de Portugual, Lobos y Tigres de México.
Con esta contratación Carlos Zambrano no será el único peruano en el actual plantel de Boca, pues junto a “Lucho”, todo apunta a que se adueñarán de la parte derecha de la defensa “Xeneize”. Sin embargo, ni Advíncula y mucho menos Zambrano, serían los mejores representantes peruanos en la saga defensiva de Boca, pues para eso hay que remontarse a muchos años atrás.
Para muchos el dueño de la defensa es el capitán Julio Meléndez. El peruano estuvo alrededor de 5 años en la Bombonera, desplegando su salida limpia desde la parte más minada del terreno de juego, con tanta calidad que la hinchada hasta le creo un cántico: “Es el peruano y su ballet”. El “Negro”, como le decían los “Xeneizes”, capitaneo al equipo que obtuvo los títulos nacionales en el 69/70.
Unos pasos más al lado derecho y con una calidad más filuda, se encontró en el 97 a “el maestrito” Nolberto Solano. El actual asistente técnico de Gareca se ganó el respeto de una afición boquense que estaba acostumbrada a ser deslumbrada por Maradona y Caniggia. Con la dorsal “4” en la espalda, el volante peruano se encargó de ser la salida limpia en Boca y dar asistencias en los tiros libres. “Ñol” se convertiría, ese año, en el segundo mejor futbolista sudamericano, solo detrás del chileno Salas.
Estar a la talla o no de sus antecesores ya ha pasado a ser responsabilidad de Advíncula, pues la camiseta con su nombre ya está a su espera en la Bombonera, y aunque la técnica no sea su principal característica, su velocidad es la fuente de ilusiones de la afición boquense. Sin embargo, la reciente eliminación de Boca Juniors de la Copa Libertadores frente a Atlético Mineiro, en un encuentro en el que las verdaderas patadas se vivieron fuera del campo, deja a “Lucho” sin el posible logro internacional, al menos por esta temporada.
De delantero a lateral, así de drástico tuvo que ser el cambio de Luis Advíncula para que hoy, con 31 años, se convierta en parte de los flamantes fichajes de Boca Juniors, uno de los equipos más grandes de Argentina y el fútbol sudamericano. El lateral derecho nacional enfrentará un nuevo reto, que, de hecho, no suena ni será nada simple. Su llegada al club “Xeneize” significa marca defensiva, desborde y asistencias, cualidades que “Lucho” está obligado a tener porque si no, next.