La polémica Copa América que se desarrolló en Brasil no podía terminar sin más polémica.
Cuando al partido le faltaban tres minutos y Brasil se imponía por 2-1 a Perú, Everton cayó en el área y para el árbitro Roberto Tobar, fue Carlos Zambrano quien lo desplazó de manera no reglamentaria.
Todo preparado para que Richarlison ejecutara el penal hasta que el árbitro fue llamado por el VAR para que chequee su decisión.
Las imágenes eran claras: el choque fue hombro con hombro. El topetazo de Zambrano desestabilizó a Everton, pero no configuraba una falta y, por consiguiente, no era penal.

Pese a que desde el VAR señalaban que no se debía cobrar penal, el juez chileno fue a ver las imágenes y ratificó su extraña decisión a favor del anfitrión. Un ‘regalito’ para Brasil.
Así Richarlison se encargó de la ejecución y marcó el 3-1 que le aseguró el triunfo a la selección organizadora del certamen.
Esta es una situación que vuelve a poner los arbitrajes de la competencia bajo la lupa, luego de los dos penales que no le cobraron, por ejemplo, a la selección argentina (también ante Brasil) en el duelo de semifinales.