Mientras el reino saudita intenta desmarcarse del crimen del periodista Jamal Khashoggi ejecutado por sus servicios de inteligencia, restos del cadáver fueron encontrados en el jardín de la residencia del cónsul de Arabia Saudita en Estambul, uno de los escenarios investigados por la policía turca en las últimas semanas.
Diarios turcos informaron que los restos del periodista fueron encontrados en un pozo en la residencia del cónsul general, Mohamed Otaimi, que se encuentra a pocos cientos de metros del edificio del consulado, dentro del territorio de la misión diplomática.
Khashoggi, columnista de The Washington Post, fue visto por última vez el 2 de octubre en el consulado, a donde entró para recoger unos papeles que requería para contraer matrimonio con su novia Hatice Cengiz. Su prometida afirmó que lo esperó durante 11 horas, pero el periodista, crítico del reino saudí, nunca salió del edificio.
LA LLAMADA
La muerte de Khasshoggi amenaza con liquidar la imagen de la familia real, pues el príncipe heredero aparece como el principal sospechoso del crimen. Hace poco se supo que el líder del escuadrón de la muerte llamó a la oficina del príncipe Mohamed bin Salmán, desde el Consulado General de Estambul, después de que cometiera el crimen.
“Fuentes turcas afirmaron ayer que Maher Abdulaziz Mutreb, líder del presunto escuadrón, llamó al teléfono móvil de Bader al Asaker, quien dirige la oficina del príncipe heredero Mohamed Bin Salmán en Riad”, informó el Times.
Las llamadas fueron realizadas “unas horas después del asesinato de Jamal Khashoggi”. Mutreb es un diplomático que trabajó en la embajada de Londres y que según prueban las imágenes de vídeos y fotos, acompañó al príncipe saudí en sus visitas a España, Estados Unidos y Francia.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan informó que el 2 de octubre, antes de la llegada de Khashoggi al consulado, entró un grupo de 15 personas que habían aterrizado en Estambul un día antes. No se sabe de quién recibieron la orden, pero se conoce que forman parte de un escuadrón de sicarios que rinde cuentas a Bin Salmán.
La muerte del periodista fue planeada con varios días de anticipación, según Recep Tayyip Erdogan, que descartó la versión saudí de un crimen casual. En una aparición frente al parlamento turco, señaló que su gobierno tiene suficiente evidencia de que el periodista fue muerto en un acto premeditado y ejecutado de una forma “salvaje” en el consulado de Arabia Saudita.
Enervado por lo ocurrido, el mandatario le pidió al gobierno saudí que los responsables sean juzgados en Turquía, donde se cometió el crimen. “Esto no se trató de un acto clandestino de unos pocos, sino un plan que fue premeditado a gran escala”, dijo, tras explicar que discutió el caso con el rey.
“En nuestra primera conversación telefónica, el 14 de octubre, le expliqué al rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdulaziz, el caso y las informaciones de las que disponíamos”, dijo. “Hablamos de formar un grupo de trabajo conjunto con una delegación enviada para investigar el caso y consensuamos este asunto. Tras las instrucciones dadas por el rey, equipos de nuestra dirección de policía y de la Fiscalía entraron al edificio del consulado y allí hicieron varias investigaciones detalló.
“Antes, el cónsul general no había colaborado con la primera delegación (policial) que llegó; yo dije cosas como que el cónsul no era eficiente, no era competente, se lo dije al rey. Y como resultado de esta conversación, el cónsul fue destituido. El cónsul volvió de Estambul a su país”, aseveró Erdogan.
SOSPECHAS
Las palabras del presidente turco reflejan cautela para no entorpecer las relaciones diplomáticas. Pero lo real es que van apareciendo nuevas sospechas que comprometen al príncipe heredero. Entre los sospechosos del crimen se encuentra el hombre que manejó las redes sociales para bin Salmán. Se trata del cerebro del arresto de cientos de miembros de la elite, el hombre que detuvo a un primer ministro libanés y que, según dos fuentes de inteligencia, dirigió el brutal asesinato de Khashoggi, dando órdenes a través de Skype.
Se trata de Saud al-Qahtani, un asesor del príncipe heredero, uno de los hombres que cayó en medio de los intentos de Riad por contener la indignación internacional por la muerte de Khashoggi. Medios estatales sauditas informaron el sábado que el rey Salmán había despedido a Qahtani y a otros cuatro funcionarios.
La influencia de Qahtani en el séquito del príncipe ha sido tan vasta en los últimos tres años que será difícil para los funcionarios saudíes presentarlo como el autor intelectual del asesinato sin que haya preguntas sobre la participación del heredero.
“Este episodio no derribará a Bin Salmán, pero ha golpeado su imagen, lo que llevará mucho tiempo reparar si es que alguna vez se consigue. El rey lo está protegiendo”, dijo una de las fuentes con vínculos en la corte real. El mismo Qahtani dijo una vez que nunca haría nada sin la aprobación de su jefe. “¿Crees que tomo decisiones sin rumbo? Soy un empleado y un fiel ejecutor de las órdenes de mi señor el rey y mi señor el fiel príncipe heredero”, escribió Qahtani en un tuit en agosto de 2017.
BIN SALMÁN
Mientras, en Riad, Bin Salmán sigue firme, imperturbable, como lo prueba el hecho de que su padre le encargó que se ocupe de la reformulación de los servicios secretos, un área que suma al control del petróleo, la economía y las fuerzas armadas.
Ayer se vio al príncipe satisfecho en un foro mundial de inversiones. “Estupendo, más gente más dinero”, respondía en inglés a los periodistas durante su breve visita a la sede donde se celebra, el mismo hotel Ritz-Carlton que el año pasado sirvió de cárcel para varios centenares de empresarios, altos cargos e incluso príncipes acusados de corrupción. Poco antes, el rey y el príncipe habían recibido a un hermano y a un hijo de Khashoggi para darles el pésame.
El foro de inversiones Future Investment Initiative (FII) se inauguró bajo la sombra del brutal asesinato de Khashoggi. Las sospechas sobre la posible responsabilidad del príncipe en el caso alejaron a varios participantes. Sin embargo, las sonadas cancelaciones de líderes empresariales y políticos no frenaron la firma de contratos por un valor de 43.500 millones de euros.
“Nadie en el reino puede justificarlo o explicarlo”, declaró, en relación al asesinato, el ministro saudí de Energía, Khalid al Falih, durante su intervención en el llamado Davos del desierto. Al Falih ha reconocido que su país, el mayor exportador de petróleo del mundo, está atravesando una “especie de crisis”, pero se ha mostrado convencido de que saldrá adelante con sus planes de diversificación. Una esperanza que se puede diluir si es que las investigaciones prueban la implicación de bin Salmán.
EL REY
El rey de Arabia Saudita, Salmán bin Abdelaziz, afirmó que hará que respondan todos los involucrados en la muerte del periodista. Durante la sesión del consejo de ministros, el rey volvió a confirmar las medidas que se toman para conocer la verdad sobre la muerte y añadió que llevará ante la justicia a todos los implicados en la muerte de Khashoggi, “sean quienes sean”.