En cada proceso electoral, las y los peruanos nos encontramos con candidatos a los sillones municipales o a los gobiernos regionales que promueven la discriminación hacia las personas LGTBI, ya sea por omisión o por plantearlo abiertamente.
La mayoría de estos candidatos antiderechos están ligados a partidos evangélicos (como Restauración Nacional), a congregaciones católicas (como el Partido Popular Cristiano), a partidos seriamente cuestionados por sus fórmulas para hacerse del poder (como Alianza por el Progreso) o a partidos claramente delincuenciales como Solidaridad Nacional y Fuerza Popular.
Es justamente este último partido el que más pruebas ha dado de tener consigo un discurso abiertamente conservador y homofóbico, con militantes dispuestos a llevar hasta las últimas consecuencias su desprecio hacia las vidas LGTBI. Solamente basta ver cómo actúan en el Congreso de la República.
El decreto legislativo 1323, que incluía sanciones para los crímenes de odio por orientación sexual e identidad de género, fue parcialmente derogado por el fujimorismo. Esta medida fue defendida por el congresista Miki Torres, quien señalaba defender la institucionalidad del Congreso al momento de bloquear la posibilidad de que las personas LGTBI no sean asesinadas por lo que son.
Solo con ese decreto, que incluía protecciones a las y los LGTBI, los congresistas fujimoristas estaban pendientes de las formas correctas y las interpretaciones rigurosas de la ley, para no saltársela. Tanto cuidado por la "institucionalidad" no se les vio ni antes ni después, por lo que, en el fondo, esa defensa solo era una manera de tapar la verdadera intención al derogar el decreto: cumplir con sus promesas electorales a las sectas evangélicas, no dejar que los LGTBI tengan derechos, y que nosotros sigamos viviendo violencia de forma continua sin protección del Estado.
Los candidatos homofóbicos son peligrosos porque contribuyen a vulnerar aún más la vida de aquellos que ya son vulnerables. Tenemos el caso de Beatriz Madrid, candidata a la alcaldía de Nuevo Chimbote con Fuerza Popular, regidora de la administración municipal que está de salida, conocida por su prédica religiosa, su oposición a todos los avances progresistas en su ciudad hacia las personas LGTBI, su intento de intervenir en la educación de su distrito a través de los Pactos de Pureza y sus delirios ideológicos en contra de los maniquíes sin sexo.
Otro candidato que ha firmado una alianza con las fuerzas antiderechos lideradas por el pastor José Linares es César Combina, antiguo militante del PPC, luego candidato del fujimorismo el 2014 buscando el mismo puesto al que tienta ahora: el gobierno regional de Junín.
Podemos rascar un poco en cualquier candidato fujimorista y encontraremos un homofóbico, amén de otras "cualidades" que los llevaron a integrar esa banda. Estemos atentos a estos promotores del odio.